Nos hacían mucha falta. Era ahora, o nunca. Las butacas del salón, tenían casi cuarenta años. Eran enormes. Innecesariamente enormes. Reducían muchísimo el espacio del salón. Para colmo, la tapicería estaba hecha unos zorros. En parte por los años, y en parte por Dimitri, el borzoi que murió hace años. Cuando era cahorro, mordía los bajos de las butacas y las pelaba como una cebolla. No le matamos por que le adorábamos. Yo llegué a amenazarle con tapizar las butacas con piel de borzoi. No lo hizo más. Son listos los borzois. El caso es que se han pasado, esas butacas, muchos años con fundas. Feas fundas. ¿Por que no se hacen fundas bonitas? Es un misterio.Yo al menos, no las encuentro.
Hemos comprado dos butacas diferentes, pero que armonizan muy bien. Y hemos ganado espacio. Ahora, cualquier dama con polisón, se podría mover cómodamente por el salón. Antes, no. Y son baratas. Estas son:
Dieciochesca, pero a la vez moderna.
El color da alegría al salón.
Una especie de butaca Chester en terciopelo gris.
Sobria, elegante y cómoda.
Yo tengo el ordenador en mi antigua mesa de dibujo de madera. Es una mesa alta. Necesitas un taburete alto como los de los bares. He comprado uno nuevo muy cómodo, por unos 60€.
Es cómodo y le da alegría a mi habitación.
Y dan ganas de pedir un daiquiri.
Ahora mi hermano está pensando en renovar también el sofá. Es tan viejo como las butacas. Yo quería un Chesterfield:
El conde de Chesterfield encargó un sofá a su ebanista,
para que los caballeros no tuvieran que adoptar una postura
poco decorosa (!?) y a la vez, mantuviera la espalda recta.
Por esa razón, los brazos y el respaldo tienen la misma altura.
El primer sofá Chesterfield, no tenía cojines.
El asiento estaba acolchado con capitoné,
como el resto del sofá.
The Earl of Chesterfield
Este, tapizado en terciopelo morado, es mi favorito.
Es como para sentarse enfrente para contemplarlo
y admirarlo. Demasiado caro.
Demasiado grande y caro.
Pero ideal para que se tumben una galga y una borzoi.
Incluso quedaría espacio para Jane Mandsfield.
Demasiado antiguo.
Demasiado dorado. Aunque espectacular.
Ideal para Cleopatra o Mae West.
No. Es perfecto para Liberace.
Demasiado grande, también. Ojala ese fuera mi salón.
Pero, como tiene que ser barato, hay menos opciones de sofás Chester para elegir. Pero las hay:
Adoro el terciopelo rojo. Sufro desvanecimientos ante
su contemplación, pero el capitoné, no está bien
realizado.
Demasiado oscuro.
Este es el que se ha empeñado mi hermano en comprar.
Barato y alegre. Muy barato para ser en piel, lo cual
me hace sentir culpable. Pero, lamentablemente
sigo comiendo carne y comprandome zapatos...
El tremendo problema es que, para meter en el salón la butaca nueva, Tuve que vaciar y retirar dos enormes estanterias atestadas de libros, que impedían pasar la butaca por el pasillo. He aprovechado para limpiar esas estanterías y libros. ¿Por qué no inventan algo para evitar el polvo en las casas? Otro misterio para mí. Ahora, que las estanterías vuelven a estar en su sitio, otra vez abarrotadas de libros, mi hermano quiere comprar el sofá. Pero lo más alarmante, es que, aunque vuelva a quitar las estanterías, hemos comprobado que el Chester, no cabría por la puerta del salón. El porqué no se hicieron esas puertas más anchas, añade otro más a mi lista de misterios.
¿¡Habría que subir el Chester con una polea hasta el 5º piso por la ventana del salón!? Me dan mareos, sólo de pensarlo.
De las mil y una noches.
Butaca Carrosse. Como mi butaca fucsia,
Pero imponente y para un salón grande.
¡Fascinante!
Si no te vas a poner una negligé con plumas de marabú,
no es muy adecuada esta chaiselonge. Siempre
te robará el protagonismo.
O al menos, de esta guisa.
Perfecto atuendo y actitud para esa chaiselonge.
Este sofá Diva, es perfecto para colocarlo enfrente
de un enorme televisor y darte un maratón de películas
de la Garbo. O un maratón de óperas en DVD.
o de películas de terror, o...
¿Como acabará esto?
no tengo ni idea.
Ahora, estamos dudando con este sofá
de terciopelo rojo ópera: