Llevo una temporada, que dura ya largos meses, abúlico, triste y asustado. Sobre todo, asustado. La situación personal de mi hermano y yo, es preocupante y tratamos de sobrevivir, a costa de hacernos reír el uno al otro. Y es que, si no fuera por lo que nos reímos, lloraríamos muchísimo. La vida es puta, pero eso ya lo sabrán ustedes, con seguridad. Aunque no parece tan puta con otras personas que conozco, menos simpáticas que yo, lo cual, jode lo suyo, también.
Estoy abúlico, como digo. No tengo ganas de nada. Por fin vimos la últimas temporadas de Downton Abbey y Penny Dreadful y pocas cosas hay que realmente me distraigan, exceptuando los capítulos de forma caótica que veía de Outlander, que también me alegraba los días, como las anteriores.
No quiero engancharme a otras series, pues luego no vivo más que para ellas y poco más. Y por esa razón, nunca he seguido Juego de Tronos (siento escandalizar), salvo alguna escena, que veo con mi hermano, que sí la sigue.
No quiero engancharme a otras series, pues luego no vivo más que para ellas y poco más. Y por esa razón, nunca he seguido Juego de Tronos (siento escandalizar), salvo alguna escena, que veo con mi hermano, que sí la sigue.
Además, el mejor método para distraerme absolutamente, es escribir. Puedo decorar muebles, leer o ver la tele, pero al final, no consigo dejar de darle vueltas a la cabeza de forma preocupante, mientras hago esa serie de cosas, mientras que escribiendo la historia de Étienne y Anatol, como ya conté en otro post, me abstraigo totalmente de lo que me aterra y por esa razón, en mis ratos libres, escribo y escribo, de forma a veces compulsiva; lo cual también es un tanto alarmante.
El caso, es que el relato que comencé a escribir hace unas cuantas semanas, de manera inesperada y como un mero entretenimiento, ya consta de más de 500 páginas (!!!) y no sé cuando lo finalizaré. Mi hermano que al principio tanto se burlaba, por el hecho de que yo escribiera, como conté en ese post que menciono, ahora parece no poder vivir sin leer lo que escribo a diario, hasta el punto de que si no lo hago un día, se enfada y si me pongo a hacer otra cosa, me dice muy cabreado: "¡Quieres dejar de hacer eso y ponerte a escribir!". A veces, me dedico a teclear en el relato, a altas horas de la madrugada, que siempre han sido las mejores horas para mí, para hacer cualquier cosa. Ya he dicho, con anterioridad, que debo de ser ave nocturna. A la mañana siguiente, cuando él se levanta, lo primero que hace es leer lo que escribí de madrugada y si he avanzado poco, se indigna. Según parece y a pesar de sus primeras críticas, lo que cuento, le gusta. Incluso, también se ríe, en los momentos en que el humor, aparece en la historia. Y debe creer, el ingenuo de él, que lo terminaré, será publicado, se convertirá en un éxito sin precedentes y nos forraremos, lo cual nos vendría más que bien, pues el tema monetario, nos aterroriza demasiado, también. Es adictivo, eso de escribir. A veces, ni sé lo que va a ocurrir en la narración y yo mismo me sorprendo, cuando leo lo que está pasando. También me he llegado a emocionar con algún pasaje triste y de la misma manera, me he desternillado de la risa, con grandes carcajadas, seguro que asombrando a los vecinos, releyendo partes muy divertidas. Lo curioso es que pienso en mi peculiar relato, todo el día. Pienso en los personajes y en lo que les sucede, de una manera tan intensa, que llego a creer que les conozco personalmente. Lo cual no es raro, si lo pienso bien, pues si los he creado yo y decido sus vidas y lo que hacen y dicen, para mí son muy reales. Y por esa razón y por que les he creado yo, me gustan mucho y me haría feliz que existieran de verdad, lo cual, también es alarmante. Quieres a unos seres por que te gustan mucho y ni siquiera existen en realidad.
Incluso, como utilicé una canción interpretada por Jean Sablon, para acompañar un pasaje importante de la historia, escucho más canciones de él y descubro esta versión de Laura, que es una de las más bonitas canciones de la historia de las canciones, cuyo vídeo, ilustrado con imágenes de la liberación de París, me ha hecho llorar de emoción. Debo de estar yo, especialmente sensible.
(Por favor, pon antes en pausa, el reproductor de música).
El caso, es que el relato que comencé a escribir hace unas cuantas semanas, de manera inesperada y como un mero entretenimiento, ya consta de más de 500 páginas (!!!) y no sé cuando lo finalizaré. Mi hermano que al principio tanto se burlaba, por el hecho de que yo escribiera, como conté en ese post que menciono, ahora parece no poder vivir sin leer lo que escribo a diario, hasta el punto de que si no lo hago un día, se enfada y si me pongo a hacer otra cosa, me dice muy cabreado: "¡Quieres dejar de hacer eso y ponerte a escribir!". A veces, me dedico a teclear en el relato, a altas horas de la madrugada, que siempre han sido las mejores horas para mí, para hacer cualquier cosa. Ya he dicho, con anterioridad, que debo de ser ave nocturna. A la mañana siguiente, cuando él se levanta, lo primero que hace es leer lo que escribí de madrugada y si he avanzado poco, se indigna. Según parece y a pesar de sus primeras críticas, lo que cuento, le gusta. Incluso, también se ríe, en los momentos en que el humor, aparece en la historia. Y debe creer, el ingenuo de él, que lo terminaré, será publicado, se convertirá en un éxito sin precedentes y nos forraremos, lo cual nos vendría más que bien, pues el tema monetario, nos aterroriza demasiado, también. Es adictivo, eso de escribir. A veces, ni sé lo que va a ocurrir en la narración y yo mismo me sorprendo, cuando leo lo que está pasando. También me he llegado a emocionar con algún pasaje triste y de la misma manera, me he desternillado de la risa, con grandes carcajadas, seguro que asombrando a los vecinos, releyendo partes muy divertidas. Lo curioso es que pienso en mi peculiar relato, todo el día. Pienso en los personajes y en lo que les sucede, de una manera tan intensa, que llego a creer que les conozco personalmente. Lo cual no es raro, si lo pienso bien, pues si los he creado yo y decido sus vidas y lo que hacen y dicen, para mí son muy reales. Y por esa razón y por que les he creado yo, me gustan mucho y me haría feliz que existieran de verdad, lo cual, también es alarmante. Quieres a unos seres por que te gustan mucho y ni siquiera existen en realidad.
Incluso, como utilicé una canción interpretada por Jean Sablon, para acompañar un pasaje importante de la historia, escucho más canciones de él y descubro esta versión de Laura, que es una de las más bonitas canciones de la historia de las canciones, cuyo vídeo, ilustrado con imágenes de la liberación de París, me ha hecho llorar de emoción. Debo de estar yo, especialmente sensible.
(Por favor, pon antes en pausa, el reproductor de música).
Por esto de escribir, tengo la casa sin barrer. Y quien dice barrer, dice multitud de cosas que debería hacer, cada día. Cosas que dejo para otro momento que nunca llega. Como ordenar la ropa de mi armario.
Como tengo una tienda de Humana, a dos pasos de mi casa, cada vez que bajo a la calle, a alguna compra, no puedo evitar pasar a su interior, como atraído por una fuerza maléfica que inevitablemente, no puedo dominar. Y especialmente, cuando veo los escaparates llenos de carteles anunciando: "¡TODO A 4€!". Al poco tiempo, ya está toda la ropa a 3€, luego a 2€ y al final a 1€. ¡Quién podría resistirse! Yo no, desde luego. Cuanto más barato me compro algo, más contento vuelvo a casa. Hace poco, volví con unos skinny jeans negros, por 1€. Me he comprado algunas bonitas camisetas, con imágenes de Frankenstein, Mickey, Marilyn e incluso Marilyn Manson, ... por 1 o 2€, también.
Chaquetas y pantalones bermudas, de lino, a un precio absolutamente desconcertante. Las chicas de la tienda, ya me conocen y se ríen, cuando digo que no puedo pasar por la puerta, sin entrar a visitarlas y que esa tienda es adictiva. El otro día, se empeñaron en que me probara dos vaqueros y casi me arrastraron al probador. Y cuando miraba en el espejo, como me sentaban, unos chinos de ZARA, en tela vaquera, muy skinnies, la chica, desde fuera: "¿Como te quedan? ¡Déjame verlos!". Corrí la cortina, se los mostré y ella me insistió en que muy bien, Para que luego mi hermano me de la murga con que no me puedo permitir la ropa que llevo, cuando uso una talla 40 y a veces una 38. Yo siempre le digo, que si puedo meter el culo dentro, me lo podré permitir. Esa chica, me insistió en que me probara los otros, que me habían gustado y que también me quedaban perfectos, pero ya en la caja, decidí que aunque baratisimos, solo me llevaría unos. Y ella me contestó: "Bueno. ¡No hay que ser avariciosos!". A lo que yo le contesté, que no se trataba de controlar la avaricia, si no, de evitar aumentar más, mi pobreza. Ella se rió. otra dependienta también y hasta una señora, que estaba pagando sus compras, también se echó a reír. Y le gustó mucho, un collar que yo llevaba, hecho con cabezas de Buda, imitando turquesas.
Mirándolo, cuando le dije que me lo había hecho yo, con las cuentas compradas en eBay Uk, me dijo: "¡Tú eres acuario!". Yo me sorprendí, de que acertara. Me explicó, mirando como me vestía, que era creativo y los acuarios lo son. No estoy seguro. He conocido Acuarios, nada creativos. Puede que influya el ascendente o la luna, los agujeros negros o las mareas, en el momento de nacer, o lo que viste y admiraste de pequeño, no lo sé.
Me fui dando las gracias y una de las chicas me insistió en que volviera pronto. "¡Si no vienes mañana, te echaremos de menos!". ¡Como si pudiera ir de compras a diario! Este año, ni siquiera he ido a las rebajas. En unos meses, he comprado en ese sitio, ropa que me encanta y que no comprendo como se han desecho de ella y la consigo yo, a un precio de risa. Como una chaqueta de lino, color marfil, que no me puedo abrochar, pero, ¿quién quiere hacerlo? Merece la pena, de lo bonita que es. O unos bermudas, también de lino, negros de raya diplomática. Por no hablar, de dos pañuelos tan bonitos, por 1 y 2€, que tuve que examinarlos bien, para asegurarme de que no llevaban la firma de Hermès.
El caso es que debido a estas compras, mi armario, ya bastante apretado, estaba a reventar. Decidí sacar la ropa que no me pongo, por haberse quedado demasiado pequeña. Para mi desgracia, tenía demasiados pantalones y vaqueros, que no podía abrocharme o que si lo conseguía, era a costa de que mi voz sonara más aflautada. Me dediqué un buen rato, a probarme uno tras otro, todos esos pantalones. Fue desolador. Trataba de meterme en uno de ellos, cuando mi hermano, asomando la nariz por la puerta, me dice: "No te los vas a poder abrochar. Esos, no te pasan del paquete". Yo, arrogantemente, le desafié, pero tenía razón. "Aquello", no cabía dentro. Y no por ser demasiado excesivo, si no por falta de tela, he de aclarar, sin arrogancia. Quedaba expuesto, de una forma tan obscena, que hasta a mí me sonrojaba. Él se fue partiéndose de la risa y yo me quedé frustrado, llamándole imbécil. Encontré como catorce pantalones que no me podía abrochar. Afortunadamente, tengo más, que sí. Los guardé en otro lugar, a la espera de volver a recuperar mi antigua esbeltez, algún día. Y es que yo, nunca pierdo la esperanza, en esta puta vida. Lo mismo ocurrió con algunas camisetas, que me quedan tan apretadas, que mis traicioneras adiposidades no me permiten ponérmelas. Ahora tengo más espacio en el armario, pero mi autoestima, por los suelos. Pero aún así, intento, con gran esfuerzo, sonreirle a la vida.
Estas cosas, comprar alguna ropa bonita, tirada de precio, alguna vez, me alegran el día. Trato de combatir la tristeza, intentando ponerme guapo, cuando piso la calle. El día que no me importe, será dramático.
También me alegra la vida, ver bonitos vídeos de canciones que me encantan, en youTube, ver alguna película en casa, especialmente, si son de terror y dan miedo, pues no hay nada peor, que ver películas de terror que no te asustan, como ver comedias que no te hacen reír o dramas que no consiguen hacerte llorar. Y disfruto, también, leyendo algo, que haga que resulte difícil cerrar y dejar el libro. O descubrir una canción y no cansarte de escucharla, una y otra vez, de lo mucho que te encanta. Aunque no soy fan de Lady Gaga, a veces, descubro cosas de ella, que me gustan mucho y lo agradezco enormemente. Como el siguiente vídeo, que he visto, no sé ya, las veces y no me canso de hacerlo, pues me resulta demasiado corto, en comparación con la versión del CD. Lady Gaga con RuPaul, en el show de los Muppets. Esta canción, me ha llegado a obsesionar. Ya saben ustedes, que mis gustos son eclécticos. Incluso me hace cantar y bailar en la ducha, con lo peligroso que eso resulta a mi edad.
Todo este tipo de cosas, hacen que tu triste existencia, continúe siendo triste, pero más llevadera. Como cuando nos hacemos reír, mi hermano y yo, diciendo gilipolleces, a veces sin cesar. Seguimos tristes y asustados, pero gracias a que nos reímos, sobrevivimos. Si no fuera por todo esto, expuesto aquí, mi triste vida, sería además, un verdadero asco.
La vida es puta, pero si consigues reírte y disfrutar de determinadas cosas, cada día, sobrevives.
Y espero, que siendo positivo y consiguiendo un futuro, también.
Gracias y besos a todos.
La de Manson, muy parecida a esta.
Chaquetas y pantalones bermudas, de lino, a un precio absolutamente desconcertante. Las chicas de la tienda, ya me conocen y se ríen, cuando digo que no puedo pasar por la puerta, sin entrar a visitarlas y que esa tienda es adictiva. El otro día, se empeñaron en que me probara dos vaqueros y casi me arrastraron al probador. Y cuando miraba en el espejo, como me sentaban, unos chinos de ZARA, en tela vaquera, muy skinnies, la chica, desde fuera: "¿Como te quedan? ¡Déjame verlos!". Corrí la cortina, se los mostré y ella me insistió en que muy bien, Para que luego mi hermano me de la murga con que no me puedo permitir la ropa que llevo, cuando uso una talla 40 y a veces una 38. Yo siempre le digo, que si puedo meter el culo dentro, me lo podré permitir. Esa chica, me insistió en que me probara los otros, que me habían gustado y que también me quedaban perfectos, pero ya en la caja, decidí que aunque baratisimos, solo me llevaría unos. Y ella me contestó: "Bueno. ¡No hay que ser avariciosos!". A lo que yo le contesté, que no se trataba de controlar la avaricia, si no, de evitar aumentar más, mi pobreza. Ella se rió. otra dependienta también y hasta una señora, que estaba pagando sus compras, también se echó a reír. Y le gustó mucho, un collar que yo llevaba, hecho con cabezas de Buda, imitando turquesas.
Como estas, pero turquesas, alternadas con bolas y cilindros,
de idéntico color.
Mirándolo, cuando le dije que me lo había hecho yo, con las cuentas compradas en eBay Uk, me dijo: "¡Tú eres acuario!". Yo me sorprendí, de que acertara. Me explicó, mirando como me vestía, que era creativo y los acuarios lo son. No estoy seguro. He conocido Acuarios, nada creativos. Puede que influya el ascendente o la luna, los agujeros negros o las mareas, en el momento de nacer, o lo que viste y admiraste de pequeño, no lo sé.
Me fui dando las gracias y una de las chicas me insistió en que volviera pronto. "¡Si no vienes mañana, te echaremos de menos!". ¡Como si pudiera ir de compras a diario! Este año, ni siquiera he ido a las rebajas. En unos meses, he comprado en ese sitio, ropa que me encanta y que no comprendo como se han desecho de ella y la consigo yo, a un precio de risa. Como una chaqueta de lino, color marfil, que no me puedo abrochar, pero, ¿quién quiere hacerlo? Merece la pena, de lo bonita que es. O unos bermudas, también de lino, negros de raya diplomática. Por no hablar, de dos pañuelos tan bonitos, por 1 y 2€, que tuve que examinarlos bien, para asegurarme de que no llevaban la firma de Hermès.
Este sí es de Hermès.
Uno de los míos, es prácticamente igual, también
repleto de tambores, pero predominando el negro
y el verde, en lugar del azul.
Este es un momento de un desfile de Hermès.
No comprendo como no lleva pañuelos al cuello,
todo el mundo, con lo que visten y animan cualquier atuendo.
El caso es que debido a estas compras, mi armario, ya bastante apretado, estaba a reventar. Decidí sacar la ropa que no me pongo, por haberse quedado demasiado pequeña. Para mi desgracia, tenía demasiados pantalones y vaqueros, que no podía abrocharme o que si lo conseguía, era a costa de que mi voz sonara más aflautada. Me dediqué un buen rato, a probarme uno tras otro, todos esos pantalones. Fue desolador. Trataba de meterme en uno de ellos, cuando mi hermano, asomando la nariz por la puerta, me dice: "No te los vas a poder abrochar. Esos, no te pasan del paquete". Yo, arrogantemente, le desafié, pero tenía razón. "Aquello", no cabía dentro. Y no por ser demasiado excesivo, si no por falta de tela, he de aclarar, sin arrogancia. Quedaba expuesto, de una forma tan obscena, que hasta a mí me sonrojaba. Él se fue partiéndose de la risa y yo me quedé frustrado, llamándole imbécil. Encontré como catorce pantalones que no me podía abrochar. Afortunadamente, tengo más, que sí. Los guardé en otro lugar, a la espera de volver a recuperar mi antigua esbeltez, algún día. Y es que yo, nunca pierdo la esperanza, en esta puta vida. Lo mismo ocurrió con algunas camisetas, que me quedan tan apretadas, que mis traicioneras adiposidades no me permiten ponérmelas. Ahora tengo más espacio en el armario, pero mi autoestima, por los suelos. Pero aún así, intento, con gran esfuerzo, sonreirle a la vida.
Estas cosas, comprar alguna ropa bonita, tirada de precio, alguna vez, me alegran el día. Trato de combatir la tristeza, intentando ponerme guapo, cuando piso la calle. El día que no me importe, será dramático.
Maureen Stapleton en la deliciosa "Bye Bye Birdie"
También me alegra la vida, ver bonitos vídeos de canciones que me encantan, en youTube, ver alguna película en casa, especialmente, si son de terror y dan miedo, pues no hay nada peor, que ver películas de terror que no te asustan, como ver comedias que no te hacen reír o dramas que no consiguen hacerte llorar. Y disfruto, también, leyendo algo, que haga que resulte difícil cerrar y dejar el libro. O descubrir una canción y no cansarte de escucharla, una y otra vez, de lo mucho que te encanta. Aunque no soy fan de Lady Gaga, a veces, descubro cosas de ella, que me gustan mucho y lo agradezco enormemente. Como el siguiente vídeo, que he visto, no sé ya, las veces y no me canso de hacerlo, pues me resulta demasiado corto, en comparación con la versión del CD. Lady Gaga con RuPaul, en el show de los Muppets. Esta canción, me ha llegado a obsesionar. Ya saben ustedes, que mis gustos son eclécticos. Incluso me hace cantar y bailar en la ducha, con lo peligroso que eso resulta a mi edad.
Todo este tipo de cosas, hacen que tu triste existencia, continúe siendo triste, pero más llevadera. Como cuando nos hacemos reír, mi hermano y yo, diciendo gilipolleces, a veces sin cesar. Seguimos tristes y asustados, pero gracias a que nos reímos, sobrevivimos. Si no fuera por todo esto, expuesto aquí, mi triste vida, sería además, un verdadero asco.
La vida es puta, pero si consigues reírte y disfrutar de determinadas cosas, cada día, sobrevives.
Y espero, que siendo positivo y consiguiendo un futuro, también.
Gracias y besos a todos.