Ya está. Lo hicimos.

Hemos comprado el Chesterfield. Dicen que nos lo traerán para el día 25. Ya será el 23 o el 27. Con estas cosas, nunca se sabe. Las butacas llegaron tres o cuatro días antes de la fecha prevista. Nos pillaron dormidos.

El problema, como ya dije, será meterlo por la puerta del salón, que según las medidas del sofá, no entrará. Además de tener que volver a vaciar y retirar las estanterías repletas de libros del pasillo. ¡Con lo que me gustaría a mí un piso GRANDE! Nos hemos informado y resulta que lo de meterlo por la ventana con una polea hasta el 5º piso, no puede ser. Hay una normativa que lo prohíbe. Tendría que venir un camión de esos con una escalera altísima y una plataforma-ascensor, como los que se usan en las mudanzas. ¡Costaría mucho más caro que el puto Chester!

¿Que opción queda? Quitar la puerta del salón, con marco y todo.

Tanto Chester, tanto Chester y luego tendrá que estar tapado con una tela. Si los galgos tienen unas uñas tremendas, los borzois tremendísimas.

¿No dan terror sobre un sofá nuevo?

Lolita es muy formalita en el sofá.

Incluso cuando la abuela está también

tumbada en él.

Tallulah...

...no tanto.

No sé como acabará esto. Cuando esté sentado en él, entonces, me reiré. Ahora, creo que me está saliendo una úlcera.

Ahora que lo pienso... si cuando no está tumbada mi pobre madre en el sofá, están tumbadas las yegüas... ¿Cuándo me podré sentar yo?