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miércoles, 20 de septiembre de 2017

Adios a mi querida y bella Lolita



Lolita nos ha dejado hace apenas unas horas. Nunca te acostumbras a que tus queridos perros desaparezcan, por muchos que hayas tenido y hayas visto marchar dejándote con el corazón destrozado. No se te forma un callo en el alma, te la sigue rompiendo. Siempre duele y ese dolor nunca se va, no importa el tiempo que pase ni tampoco que otros dos perros sigan contigo, pues ella ya no está. Todo lo que Lolita significaba para nosotros, su día a día, su belleza, sus costumbres, manías y su simple visión, ha dejado de existir. Ya solo queda su recuerdo. Y duele pensar que hace solo unas horas, había comido y descansado en mi cama, para después salir de paseo, camino (ignorantes ella y yo) del fin de su existencia. Demoledor.









Lolita era una Galga de más de catorce años, con un soplo al corazón y yo sabía que era cuestión de tiempo, que lo inevitable sucedería más pronto que tarde, pero aún así, te destroza.  Y no importa que haya sido rápido, pues se ha desplomado de espaldas, alarmada por la reacción de otro perro y ya no se ha levantado. En dos minutos se había ido. Ha agonizado en dos minutos, ante la visión de todos los que allí estábamos. Hemos visto como nos dejaba. Devastador. Duele no haberme podido despedir de ella, pero al mismo tiempo, doy gracias al cielo por no haber sufrido una inútil y cruel agonía de días, como mi otra bella y querida Tallulah, la rusa. Parece como si nos hubiera querido evitar todo eso. Como si hubiera querido marcharse sin causar problemas, sin hacernos sufrir más de lo necesario. Llego a pensar que ha sido considerada con mi hermano y conmigo. 





Llevábamos tiempo pensando en que debido a su pobre corazón y edad, demasiada para un galgo, no viviría mucho tiempo más, pero cuando llega el día en que se va, tan de sopetón, como un mazazo, no puedes evitar recibirlo con sorpresa y dolor.



Aún joven y sana, sin canas en su preciosa cara


Lo primero que he echo al llegar a casa ha sido retirar su comedero. Ya era inútil para ella y para mí. Su simple visión, también dolía. Ahora tendremos más sitio en mi cama. Ahora tendré que evitar cuatro patas menos a la hora de tumbarme para ver algo en la tele o dormir, pero echaré de menos esas maravillosas cuatro patas cada vez que lo haga. Y que me clave sus uñas en mitad de la noche, cada vez que se estiraba. Y acariciarla en la oscuridad y sentir la suavidad de su pelo como el satén. Y no olvidaré cómo me miraba, cuando yo estaba tumbado a su lado en la cama viendo una película. Levantaba su cabeza y me observaba muy fijamente, con sus preciosos ojos brillantes como el cristal. Mantenía la mirada durante minutos, como no he visto nunca hacer a ningún perro. Y me miraba como con inmenso amor y también con algo que parecía admiración. Me conmovía profundamente.




Y esta noche y mañana y dentro de un mes, será terrible salir a pasear con solo dos perros y agarrar solo dos correas. Y preocuparme de no alejarnos mucho de la zona, para que no se canse demasiado y le cueste volver a casa. Ahora caminaremos Margarito, Valentino y yo, más deprisa, más lejos y más tristes. Yo muchísimo más triste. Me gustaría que esté feliz en otro lugar con Tallulah, Nikolai, Robin, Dimitri y todos los demás que se fueron antes que ella. Me consuela pensar que eso es posible. 


Lolita, Valentino y al fondo el pequeño Margarito


Su última foto y en el lugar donde se ha ido para siempre.
Parece que ya no quería mostrar los estragos de la edad 
tan visibles en su blanca cara


Bendita seas en algún lugar y bendita tu compañía durante estos años. Te querremos y recordaremos siempre. Ya te echamos de menos infinitamente, cariño. Solo espero que hayas sido feliz con nosotros toda tu vida a nuestro lado.







sábado, 3 de junio de 2017

Más es más. Lo creía Nureyev y lo creo yo



Definitivamente, para mí, más es más. Y como dijo la única e inolvidable Diana Vreeland: "Más es más y menos, un aburrimiento". Comprendo cómo en asuntos como la decoración de una casa, un atestado entorno, abigarrado de cosas, muebles, cuadros, color y sin apenas espacio libre, puede asustar e incluso agobiar a quien prefiere espacios blancos, despejados y sencillos, carentes, según ellos, de cosas superfluas ni nada que posea unas décadas de antigüedad. Pocas cosas hay para mí, más importantes que lo superfluo, el color y las cosas de otras épocas. Esos espacios blancos, modernos y despejados, me hacen sentir como en un quirófano. Me dan frío y me siento como si me fueran a intervenir en el mismísimo recto. 





Al menos han tenido la mínima sensibilidad
de incluir alguna planta que añade un tono de color


Una casa repleta de cosas bonitas y color, me resulta acogedora. Me gusta el arte, por lo que yo no colocaré un cuadro en una pared para decorarla; llenaré cualquier espacio libre con uno de ellos, pues son muchos los que me gustan, como lleno mis estanterías de libros, por que son muchos también los que atesoro. O plantas, CD's, DVD's... Alguien con gustos minimalistas, muy contrarios a los míos, me dijo en una ocasión que tal vez los que somos abigarrados y barrocos en nuestros gustos, poseamos más imaginación. Yo, sinceramente, creo que sí puede tener relación. Necesito estar rodeado de color y multitud de cosas a las que mirar. Disfrutar mucho con todo lo que me rodea. Mi imaginación, creatividad y espíritu, se enriquecen con ello. Es inevitable ser así. 

Cuando descubro casas de gente que me hacen pensar que coinciden con mis gustos y comprendo que lo que se acumula en su cabeza tiene relación con su personal hogar, me siento más comprendido. Eso es lo que me ocurrió cuando hace años descubrí el apartamento de Rudolph Nureyev en París. 




Abunda el color en su casa, como en la naturaleza, a no ser que vivamos en el Ártico, pero incluso allí, hay muchas tonalidades de blanco y azul. Y abundan las cosas bonitas a las que mirar y por las que sentirse acompañado. Una casa fría, blanca y desoladoramente despejada, ha de hacer sentir más solo, o al menos a mí. El apartamento de Nureyev es el hogar de alguien muy especial, una persona poco común que ama el arte y posee el espíritu de otras épocas. Algo que entiendo bien. 


En un interior como el suyo, no puedes tumbarte en el sofá
en camiseta o chándal, como un común mortal.
Has de poseer una imponente bata china,
cosa que también comprendo.
Y además, ser fotografiado por Lord Snowdon


Lo que me llama la atención es la poca abundancia de alfombras, las cuales me parecen indispensables para crear un ambiente acogedor. Supongo que la razón es que Nureyev era bailarín y quería sentir la madera bajo sus pies. 


Tapicerías, pinturas, el revestimiento de las pareces...
Todo desborda importancia y en absoluto escasa personalidad.
Además, el apartamento al completo posee un importante 
estilo clásico sin ninguna muestra de estridencia fuera de lugar

He de decir que no me vuelve loco la lámpara.
Demasiado antigua. Prefiero los chandeliers 
del XVIII o XIX, con kilos de brillantes cristales.
También me choca la ausencia de plantas, 
 para mí indispensables.
Unas kentias realzarían aún más el lugar.
Y tampoco yo descarto la idea de incluir cosas 
más modernas





Y es un placer comprobar que no solo yo,
elige el color rojo para pintar unas paredes.






Hay quien prefiere vivir en una casa blanca y sencilla. Aunque Nureyev y yo no. Definitivamente para mí, más es más. Cada vez tengo más claro que en otra vida he vivido en el XIX.

Hasta la tumba de Nureyev está lejos de ser sencilla. Es la tumba de alguien que resultó ser un artista importante y muy especial. Y con una poco común personalidad.



Toda ella está cubierta por una alfombra formada por un precioso mosaico




sábado, 13 de mayo de 2017

Monica Bellucci por Ellen von Unwerth


Siempre es un placer contemplar a Monica Bellucci y estas fotos, con el estilo inconfundible de Ellen von Unwerth para Madame Figaro, mostrándonos a una desconcertante Bellucci inusualmente rubia, y recordando inevitablemente a La dolce vita, añaden un visión de ella digna de aplaudir. Disfrutenlas.