¡No se me puede dejar solo!

Hoy al salir del metro, he aparecido en Cuatro Caminos. Había quedado con mi hermano en Bravo Murillo.

No le tengo mucho cariño a esa zona de Madrid (¡Que nadie se ofenda!). Pasé años cuando era niño, recorriendo esa calle en autobús yendo y viniendo del colegio. Ir a clase, no era algo precisamente felíz para mí.

Bueno ¡He dicho que iba en autobús, no en carro tirado por una pobre mula! No hace tanto tiempo que fuí pequeño. bueno, si hace tiempo, pero la plaza era en color.

El caso es que sigue lloviendo, y era demasiado pronto para encontrarme con mi hermano. ¿Que hacer? ¡Un Lefties en cuatro caminos! Yo no quería entrar, pero una fuerza extraña me ha empujado al interior. Cuando he querido reaccionar, estaba en el probador intentando meterme en unos vaqueros blancos demasiado ajustados. No me cabía el móvil en el bolsillo. ¡Que digo! Ni siquiera la tarjeta de crédito. No les he hecho una foto. Además, si la pusiera aquí, me cierran el blog. Y si hubiera salido a la calle con ellos puestos, me habrían detenido. Yo uso la talla 40 y estos eran la 38. Como no tenían la 40, me he comprado estos zapatos:

Yo es que me pierdo cuando veo unas borlas. Y uno tiene tantas frustraciones...