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miércoles, 9 de junio de 2010

Ya tenemos el CHESTERFIELD!





A quién pueda interesar:

Olvidé contar que ya tenemos el sofá Chester en casa.

Ya hable de este tema AQUI y AQUI.

Ha sido toda una aventura. Si tuviera que volver a pasar por ello, me cortaría las venas. Mejor, antes prometería dejar de fumar.

Dijeron que llegería el día 25 del pasado mes. Llegó el 18. Tuve que volver a vaciar las estanterías del pasillo para que entrara, pero a toda velocidad. Pilas de libros y libros por toda la casa. Además quitamos la puerta del salón. Hemos decidido no volver a ponerla, pués nunca la cerrábamos y quedará mucho mejor con una bonita cortina. Tal que así:



"La proposición" de Knut Ekwall.


Cuando lo trajeron, mi hermano bajó a la calle y yo observaba desde la ventana. Ví que hablaban y hablaban y el sofá, en el suelo. Hacían gestos y más gestos con los brazos extendidos, como midiendo el sofá y el pasillo de mi casa. Todo esto, desde la calle. yo me siento como si fuera a casar a una hija fea y preñada y el novio no llegara al altar.

Al rato, Oliver sube a casa con los tres cojines del sofá. El Chester, sube por la escalera (no entra en el ascensor) y abrazados a él, dos fornidos tiarrones. Eran como Primo Carnera.


Así, pero dos.


Yo no quiero verlo. Me encierro en el baño, con palpitaciones. Mi hermano me grita: "¡Cobarde!". Unos interminables minutos después, oigo que lo aprietan por el pasillo. Los fornidos tiarrones dicen: "¡Los cuadros! ¡Hay que quitar los cuadros!". ¿Los cuadros? ¡pero si hay docenas de ellos!






Estos son sólo parte de una pared.


Lo aprietan por la puerta del salón. Yo pienso que van ha hacer saltar los botones del capitoné. Un minuto después, los sudorosos porteadores se están tomando una cerveza.  Ya sólo quedan las propinas, las gracias y adiós. Y también queda en el salón, el sofá viejo, que no sólo tampoco cabe por la puerta, si no que además pesa como un autobús repleto de miembros de una asociación de "amigos del torrezno".

Nos llevó cuatro días sacar el sofá viejo de casa. El armazón de madera, fue fácil desmontarlo; media hora y listo. El somier (era un sofá cama), lo más pesado, era de acero. De acero ultra pesado. No llevaba tornillos, si no remaches de acero del grosor de mi dedo pulgar. No había forma de soltarlos. Ni de serrarlos. Decidimos comprar una sierra radial, o amoladora, o no se qué. Esto:




El dependiente de la ferretería me dice que no se hace responsable de que nos amputemos un brazo (!!!!?). Yo voy a casa con la sierra, totálmente acojonado. Como si llevara una víbora en la bolsa. Ponemos en marcha la sierra y parece como si el salón se llenara de fuegos artificiales.



Así, mi salón.

¿Que pensarán los vecinos de enfrente? Corro por todo el salón retirando plantas y más plantas, para evitar que las chispas caigan sobre ellas.

45 minutos después, No hemos conseguido cortar ni una sóla barra y el disco de la sierra, se ha jodido.

Encabronado, a las doce de la noche (Sí. Con nocturnidad!), me empeño en cargar el somier hasta el ascensor. Lo intentamos meter mil veces y no hay manera. El ascensor no para de pitar por que no cerramos la puerta. Pesa demasiado y no cabe. Cuando yo muy enfadado, decido volver a meterlo en casa otra vez y tirarlo por la ventana, mi hermano, muy sensato a veces, dice que lo volvamos a meter en otra posición. Entra a la primera. Todavía nos queda atravesar todo el patio hasta la calle. Esto son como 40 metros. Lo tumbamos sobre una manta y como dos bueyes tirando de un carro, lo arrastramos hasta la calle. Parece que nadie nos ve. Y si nos ven, me da igual. No pienso tenerlo en casa hasta el primer miércoles del siguiente mes, que es la noche cuando se pueden tirar trastos. Yo soy feliz.



EPILOGO


Lolita y yo pretendiendo estar interesados
en el libro. Sí, de Liberace. 

Y sí, el oso con el lazo violeta, es un macho.
¡Salta a la vista!


El Chester, al final, tapado como el sofá viejo.
¿¡Para qué tanta lucha!?



Ya conté que Tallulah tiene unas uñas
que parece Freddy Krueger.



Las galgas aprovechando que la abuela está en la cama.

3 comentarios:

  1. Esto es un episodio de "sitcome" Estoy muerta de la risa. Alberto debiste hacer un video y ponerlo en You Tube. Que talento natural tienes para la comedia, y un pico de oro!
    Oyeme, ese oso esta bello y muy bien dotado!
    Gracias por tan simpatico post.
    Besos
    Marta

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  2. ¡No se me ocurrió lo del video, Marta! The next time!

    Para mí es un enigma el porqué lo cuento como algo divertido, pués he pasado unos días terribles. estresado, agobiado y harto. Ha sido agotadora toda esta experiencia. La próxima vez que compre un mueble, que sea en mi nueva mansión.

    El oso, nos lo regalaron unos amigos. los puse todos sobre el sofá para mi madre. Cuando no está dormida, recorre todas las cosas del salón con la mirada. Hace no mucho, los abrazaba. Cuando no estaba enferma, se habría reido con él.

    Muchas gracias a tí, Marta. Me alegra hacerte reir.

    Besos para ti.

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  3. Me alegra que te rías, que nunca viene mal. Lo que sigo sin entender, es por que escribí este post de una manera que parece divertida, cuando fue bastantante estresante y dramática toda la aventura para mí.

    El polvo, se supone que lo limpio yo, que YO soy ese santo, pero cuando tengo ganas, tiempo y muy de vez en cuando. Decía, creo que Quentin Crisp, que el polvo no debe de preocuparnos, que se estabiliza a los cuatro años. Aunque nunca he esperado tanto tiempo como para comprobarlo.

    Gracias y besos.

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