Después de ser arrojado a un pozo seco, CAMPEÓN ha sido un galgo afortunado.

Si tenemos en cuenta que 50.000 galgos son ahorcados  y 100.000 abandonados al año en España, por no mencionar los que son inyectados con lejía o arrojados a pozos, como Campeón, se puede decir que él, al haber sido descubierto aún vivo, salvado, rescatado y adoptado, es un galgo muy afortunado. Basta verle recibiendo cariño encima de ese sofá. Y basta observarle para darse cuenta del terror que aún anida en su pobre y maltratada alma.

Lo indignante es que por parte de gran parte de estos responsables de tales salvajadas propias de algo peor que las bestias, pues ellas, las bestias, nunca son crueles, sádicas ni tan innobles como los galgueros y cazadores, los responsables, decía, siguen negando que estas cosas pasen. Esto es España. Esto se hace en España. Y esos son ciudadanos españoles.

Y por supuesto, no es exclusivo de los galgos ese cruel destino. Lo mismo sucede con podencos, bretones y cualquier otro perro de diferentes razas o mestizos, destinados a servir a cazadores en sus crueles fines. Ya quisiera esa clase de gentuza, poseer sólo la mitad de la nobleza que estas criaturas tienen sólo ya en su mirada.


Bendito sea Campeón. Tanto, como maldito el que le arrojó a ese pozo.


Campeón, ha sido muy afortunado, después de todo.