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sábado, 6 de noviembre de 2010

Comentario de ARQUEPE acerca de lo valioso de llorar por un perro.


Agradezco muchísimo cada comentario que recibo en este blog. Valoro muchísimo también, cada uno de ellos. Sean breves o extensos. Nunca son negativos. Siempre son buenos y casi siempre, excelentes.

Mi amiga Arquepe me ha dejado un comentario en mi anterior entrada sobre Hachiko, que sin menospreciar a ninguno de los demás, me ha llegado al alma. Tanto, que he decidido hacer una entrada con él. Comprendereis por qué.

Es una enorme muestra de sensibilidad e inteligencia.

Además, se dirige a mi amigo Carlos.

Arquepe dijo...


¡¡Dios!! qué aluvión de ganas de contestaaaar. Vaya por delante avisar que yo soy la más miserable cobardona, pues por miedo a hipar sin consuelo con "el corazón encogío", que es como en mi tierra se denomina al llanto espasmódico, dejé a una amiga plantada al poco de estrenar Hachiko. En este momento ni hablar.


 Pero si Carlos me permite, con todo el cariño y respeto del mundo, te diré al oído que cuando los baches son de cortarte el aliento (y sé de qué hablo), abrazar a un perro -o mejor a dos- es uno de los generadores de energía más activos, fantásticos y efectivos que conozco.



Acariciar la barriguilla de un perro obra una magia cálida, indescriptible, que hace sentir de veras el calor de la vida, y el amor en estado puro. Pacifica, ni más ni menos. De ahí la enorme deuda de gratitud que estos seres inocentes y maravillosos nos otorgan.



Mi amiga Zenobia (Sí, como la reina de Palmira)
con Tallulah. Acababa de perder a su marido
dias antes.

A cambio, eso sí he de confesarlo, firmas contigo mismo que estarás dispuesto a soportar que el corazón se te quede en carne viva si, como suele suceder, el amigo se marcha antes que tú. Pero pese a ese gran coste, sigue mereciendo la pena.


La magnífica entrada de Alberto me ha hecho recordar alguna "lección" acerca del llanto. Y del llanto masculino por más señas. Teníamos una hermosa cócker que el veterinario tuvo que sacrificar. Fue una decisión desgarradora. Mis tres hijos participaron de todas las deliberaciones. Incluso el entonces pequeño,estuvo presente salvo en el momento de poner la inyección al animal. Su entierro en el jardín de casa constituyó una gran ceremonia: lluvia de rosas sobre la tierra fresca, lectura de poemas propios, largos por culpa de silencios, salados a causa de las lágrimas y rotos por los sollozos. Toda la familia se unió en homenaje y mi marido lloró. LLoró ante sus hijos abiertamente, sinceramente... mostrándose herido y vulnerable.


El pequeño nunca antes había presenciado algo así y entre asustado y curioso preguntó cómo es que lloraba su padre. Recuerdo que le hablé a él y a los otros, ya mayorcitos, y les dije que cuando un hombre no disimula su llanto por un perro es que su alma es la de un verdadero y buen hombre. Un hombre de fiar. Les dije -supongo que con palabras más apropiadas o quizás no- que hacían falta muchos más cojones para llorar por un perro que para no hacerlo. Así que hoy, década larga después, hoy justamente hace un año que mi hijo mayor tiene un adoptado en su casa, por el que "se buscaría una ruína" si alguien le hiciera daño. Y no tiene empacho en decirme que no lee mi blog porque llora, llora amargamente.


Gracias a Alberto y a todos los que verteis lágrimas de oro.


Muchísimas gracias a tí, Arquepe. Y también por pensar que mi entrada es maravillosa.



8 comentarios:

  1. Lo primero que he hecho nada más arrancar el ordenador fue leer esta entrada. Hoy hace dos años que se murió mi perro y aún le echo muchísimo de menos, tanto que, a pesar de que hay momentos en que tengo ganas de volver a tener otro, enseguida cambio de opinión en cuanto pienso que tendría que volver a pasar por el mismo trance. Es increíble las emociones tan grandes que te pueden despertar estos bichejos, incluso en mi caso, estoy convencida de que ha sido el amor más limpio que he encontrado. Han sido los únicos ojos que han reflejado lo mejor de mí.

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  2. I tried to comment earlier, so this might be a duplicate...just to say that I am at a loss for words. This is very touching and heartbreaking at the same time.
    Bisous
    Marta

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  3. Muchas gracias, Llonxana y Marta por vuestros comentarios.

    LONXANA:

    Te entiendo muy bien. Hay gente que pierde a un perro y no desea volver a tener otro por no repetir el enorme sufrimiento de su pérdida. Yo lo entiendo.

    Cuando murió Dimitri (mi primer Borzoi) con sólo año y medio de edad, sufrí tal shock que me dediqué a pintar la casa. Era eso o no salir de la cama. A los dos días, dije que quería otro ¡Ya! Me pareció que mi vida sin perro, ya no era lo mismo. Si tengo que sufrir algún día con su pérdida, sufriré como un cabrón, pero necesito un perro a mi lado.

    El siguiente perro fué Robin. Un galgo adoptado. Es decir, un galgo previamente puteado. Me duró sólo seis meses. Mi corazón, aún más destrozado. A las pocas semanas, llegó Nikolai, otro cachorrito de borzoi. Con sólo 4 meses, se asustó en el parque con una pelea de perros y salió corriendo para morir atropellado a 15 kilómetros de casa. Fué, seguramente la experiencia más traumática de mi vida. No pensé que yo pudiera sobrevivir. A las pocas semanas llegó Lolita y al año Tallulah. Cada día, me acuerdo veinte veces de cada uno de ellos.

    Sé que cuando una de mis galgas falte, desearé morirme yo también. Y enseguida, tener otro. Sencillamente, ya no concibo mi vida sin un perro durmiendo junto a mí. Habré disfrutado enormemente con su compañía, su amor y a cambio, yo lo pagaré sufriendo tremendamente al perderlo. Por que como tú muy bien dices, será el amor más limpio que habré encontrado.

    Siento la extensión de este comentario. Aunque no lo parezca, he resumido mucho lo que quería decirte.

    Gracias y un beso.

    ...........................

    Hola MARTA:

    Así que te pierdes muchas palabras... Ahora sabes como me siento yo leyendo tu blog! :)

    Tú lo has dicho, esta entrada emociona y te rompe el corazón. Un síntoma de sensibilidad. Como la enorme sensibilidad de Arquepe. Ojalá hubiera más gente como ella.

    Sigo pendiente de leer tus últimas dos entradas y de contestarte el email. Me siento muy avergonzado de ello. Hoy me he acostado a las 12 del mediodía y me acabo de levantar. Me siento como si me hubiera pasado toda la noche bailando jotas. ¡Que dolor de cabeza!

    Un beso y gracias.
    Muchas gracias y un beso.

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  4. MARTA:

    Oliver acaba de decirme que he interpretado mal lo de "I am at a loss for words". En realidad es: "me faltan palabras". Un error debido a mi pobre inglés.

    Perdona el tremendo error.

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  5. Estimado Alberto!

    Que ser más maravilloso y buena gente eres, ves un comentario y le dedicas una entrada preciosa.

    Esa es la gran empatía el amor a tus queridas Galgas, y la sensibilidad a las personas que aman a los animales, cómo bien dices aunque el trago de la muerte de tu perro es doloroso y muy triste...pero vale la pena seguir compartiendo la vida con otro.Por su amor puro y lealtad.

    Yo no creo que pueda vivir, sin mis queridas perras y gata, ellas son el auténtico amor.

    Y ojalá todos los animales del planeta, puedan tener la suerte de compartir su vida con el respeto y amor que se merecen.

    Besos!

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  6. Rosa Maria:

    ¡No digas esas cosas de mí, que se me refleja el rojo del fondo del blog en la cara!

    Es natural que si te gustan los animales, te guste la gente que los comprende y se preocupa de ellos. Por lo general, es gente que merece y mucho, la pena tenerlos como amigos.

    Si es verdad que tu perro es el verdadero amor. El amor por tu pareja, por otra persona o un amigo, nunca, NUNCA, sabes lo que durará. Tu perro te adorará incondicionalmente hasta que desaparezca.

    Yo tampoco sé si podría vivir sin mis galgas. Supongo que sí, como he sobrevivido a los anteriores. Lo que sí tengo clarísimo es que mi vida sin un perro, tal como yo la concivo, sería mucho, mucho más triste.

    Muchas gracias Rosa Maria.

    Un beso para tí y tus criaturas.

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  7. Alberto... sí tú identificas el color de tu cara con el fondo de este blog... ¿cómo piensas que se encuentra la mía?
    Me siento tan abrumada que no sé qué podría expresarte. No encuentro tampococo las palabras acordes. Sólo recordarte que si alguna te ha agradado TÚ eres quién las suscita. Quien las remueve desde el fondo del corazón.

    Un beso

    (Y no me hagas esto más, que me muero de vergüenzaaa)

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  8. ARQUEPE:

    ¿¡Vergüenza, TU!? Si alguien debe sentirse avergonzado soy yo. Que alguien (tú) deje un comentario en mi entrada y que ese comentario me parezca más importante que esa entrada...

    Por favor, NO te avergüences. Es un placer leer las cosas que escribes y si lo haces en un comentario en mi blog, es un honor y un orgullo.

    Me parece imposible de creer que no encuentres palabras. Las tuyas siempre son las más indicadas.

    ¡Y pienso hacer esto siempre que me de la gana! :)

    Muchas gracias y un beso.

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