Páginas

jueves, 4 de noviembre de 2010

Yo ya no lloro en el cine.


Ya no lloro en el cine, excepto con las películas con perros de protagonistas. Bueno, puede que también con "Los puentes de Madison", pero eso me da más vergüenza contarlo ...Ya lo he hecho.






¡No soy de piedra!

Mi hermano lleva meses detras de mí para que vea Hachi. Yo no quería por que sabía lo que iba a ocurrir. Meses evitando pegarme una llantina. El otro día, fué inevitable. Me puso la película y nos hemos pasado tres cuartas partes del metraje llorando desconsoladamente.


¿Patético? Si lo pienso bien, no. Conmoverte hasta las lágrimas de esa manera, por comprobar la ENORME y eterna muestra de amor, lealtad, fidelidad y devoción de un perro hacia su amo, no es patético en absoluto. Es algo que debería presenciar y aprender cualquier persona que no se haya enterado de lo que un perro es capaz de sentir hacia su amigo humano.

Por mucho, mucho, que adores a tu perro, nunca se podrá igualar a lo que él te adora a tí.


Richard Gere confiesa que también se pegó una gran llantina leyendo el guión de Hachi.

"Hachiko: A Dog's Story" (También llamada "Hachi: A Dog's Tale". Y en España: "Siempre a tu lado") está basada en una historia real y a su vez, en la versión japonesa para el cine de 1987 "Hachiko Monogatari".






Cuando una historia es verídica, contar el desarrollo y final, no es reventarla ¿no?

El verdadero Hachiko se cruzó en la vida del también profesor Eizaburo Ueno (1871-1925), en Japón.


Hachiko nació en noviembre de 1923 en Odate, provincia de Akita. El perro seguía a su amo a todas partes, incluso a la estación Shibuya, donde el profesor subía cada mañana al tren para dirigirse a la universidad. Y él sólo, volvía cada tarde a las 5 en punto a esa estación para buscar a su dueño y volver juntos a casa. Se sentaba enfrente de la estación hasta que le veía salir entre la gente.

Pero un dia, en mayo de 1925, el profesor no volvió a casa. Murió de un ataque al corazón en la universidad.

La enorme lealtad del perro, hizo que volviera a la estación cada dia en busca de su amo a las 5 de cada tarde durante casi 11 años. Hasta que él mismo murió el 8 de marzo de 1935.

Casi 11 años de esperanza, lealtad, amor, tristeza y soledad. Si esto no es para llorar ¿Qué lo es?


La memoria y devoción de Hachiko fué inmortalizada en una estatua de bronce colocada en la estación de Shibuya, en 1934 estando Hachiko aún vivo. En el lugar donde pasó todos esos años, toda su vida, esperando a su querido amo.



Esa estatua fué fundida durante la gerra y se volvió a erigir otra nueva en 1948.

Otra estatua idéntica se colocó en la estación de Odate, donde nació Hachiko.

Cada año, miles de personas visitan la estatua de Hachiko de la estación de Shibuya y dejan ofrendas de comida a los pies de la estatua, con la esperanza de que la lealtad de Hachiko se extienda a la humanidad.

Lasse Hallström  (Chocolat, Las normas de la casa de la sidra) es el director de esta versión del 2009.


Richard Gere es Parker, el profesor de universidad que se encuentra en la estación de tren, camino de casa, al cachorro de Akita (Hachi). Después de intentar inútilmente encontrar al dueño, acaba, después de darse por vencida su esposa (Joan Allen) quedandose con él.



















Tengo que confesar que tambien lloro cada vez que veo "Mi perro Skip".



 Por no hablar de "Hidalgo" (Estúpido título en España: "Oceanos de fuego").


La otra noche ví sólo el último minuto de película, con Viggo despidiéndose de su caballo en la pradera, a la puesta de sol y con la orquesta de la banda sonora a todo trapo y lloré amargamente. ¡Me oyeron los vecinos!


9 comentarios:

  1. La cuenta para mí, ya lloré viendo el tráiler así que con la película ni te cuento...

    Conocía la historia, la preciosa y triste historia desde hace tiempo, además el Akita es uno de mis perros preferidos, uno de tantos claro...
    Un buen amigo mío me insiste para que adopte un perro para que así me ayude a salir de este gran bache que estoy atravesando, pero ahora mismo no me veo con la energía suficiente para ello, aunque es algo que le llevo dando vueltas desde hace mucho tiempo...

    Un fuerte abrazo Alberto y gracias una vez más por tu preocupación.

    ResponderEliminar
  2. Carlos:

    ¡Qué sorpresa y alegría! ¡Me encanta recibir un comentario tuyo! Te he echado de menos.

    No deberías ver estas cosas. Ni el trailer, ni siquiera estas entradas.

    Comprendo tu estado de ánimo y tu falta de ganas para cualquier cosa, pero creo que la idea de tu amigo, no es ninguna tontería. Una criatura, un perrito, no sólo te animaría, también te obligaría a preocuparte por él, a tenerte ocupado, acompañado y también te haría reir. Te lo digo por propia experiencia.

    Te tengo que contestar en un email más extensamente.

    Me ha alegrado y sorprendido mucho tu comentario. ¡Espero que se repita más
    amenudo!

    Cuídate y anímate lo que puedas. Tu ya me entiendes...

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Estimado Alberto!

    Qué sorpresas te da la vida, al igual que tú he estado dando largas el ver la película Siempre a tu Lado (Hachiko) y este día festivo 1 de Noviembre la estuve viendo... no te puedes imaginar lo que lloré.

    Creí que me daba un ataque de ansiedad, aparte de la emoción del film, no dejaba de pensar en mi amigo abandonado, sólo y triste veia a Hachiko su amor, su fidelidad y lealtad, y más pensaba en él.

    ¡Que maravillosa película! que gran lección de amor nos dan nuestros queridos animales, y cuantos desaprensivos y malnacidos nos encontramos en el camino tú me entiendes verdad? el amor de mis perras y mi gata es tan incondicional cómo el amor de una madre a sus hijos.

    En un artículo en El País leí que el que no llora con está película es que no tiene corazón.

    Besos!
    mami Nut.

    ResponderEliminar
  4. ¡¡Dios!! qué aluvión de ganas de contestaaaar. Vaya por delante avisar que yo soy la más miserable cobardona, pues por miedo a hipar sin consuelo con "el corazón encogío", que es como en mi tierra se denomina al llanto espasmódico, dejé a una amiga plantada al poco de estrenar Hachiko.
    En este momento ni hablar.
    Pero si Carlos me permite, con todo el cariño y respeto del mundo, le diré al oído que cuando los baches son de cortarte el aliento (y sé de qué hablo),abrazar a un perro -o mejor a dos- es uno de los generadores de energía más activos,fantásticos y efectivos que conozco. Acariciar la barriguilla de un perro obra una magia cálida, indescriptible, que hace sentir de veras el calor de la vida, y el amor en estado puro. Pacifica, ni más ni menos. De ahí la enorme deuda de gratitud que estos seres inocentes y maravillosos nos otorgan. A cambio, eso sí he de confesarlo, firmas contigo mismo que estarás dispuesto a soportar que el corazón se te quede en carne viva si, como suele suceder, el amigo se marcha antes que tú. Pero pese a ese gran coste, sigue mereciendo la pena.
    La magnífica entrada de Alberto me ha hecho recordar alguna "lección" acerca del llanto. Y del llanto masculino por más señas. Teníamos una hermosa cócker que el veterinario tuvo que sacrificar. Fue una decisión desgarradora. Mis tres hijos participaron de todas las deliveraciones. Incluso el entonces pequeño,estuvo presente salvo en el momento de poner la inyección al animal. Su entierro en el jardín de casa constituyó una gran ceremonia: lluvia de rosas sobre la tierra fresca, lectura de poemas propios, largos por culpa de silencios, salados a causa de las lágrimas y rotos por los sollozos. Toda la familia se unió en homenaje y mi marido lloró. LLoró ante sus hijos abiertamente, sinceramente... mostrándose herido y vulnerable. El pequeño nunca antes había presenciado algo así y entre asustado y curioso preguntó cómo es que lloraba su padre. Recuerdo que le hablé a él y a los otros, ya mayorcitos, y les dije que cuando un hombre no disimula su llanto por un perro es que su alma es la de un verdadero y buen hombre.Un hombre de fiar. Les dije -supongo que con palabras más apropiadas o quizás no- que hacían falta muchos más cojones para llorar por un perro que para no hacerlo. Así que hoy, década larga después, hoy justamente hace un año que mi hijo mayor tiene un adoptado en su casa, por el que "se buscaría una ruína" si alguien le hiciera daño. Y no tiene empacho en decirme que no lee mi blog porque llora, llora amargamente.

    Gracias a Alberto y a todos los que verteis lágrimas de oro.

    ResponderEliminar
  5. Hoy es la primera vez que entro en este blog, me ha gustado mucho, seguramente lo ire siguiendo.
    Referente a lo que comentabais, sobre la pelicula de Hachiko, no creo que la vea, si con los comentarios de personas que tienen animales, o de animales maltratados ya me pongo a llorar y ahora mismo solo con la historia ya he tenido bastante para que se caigan las lagrimas, me pasaria como a Rosa Maria, y además, últimamente estoy muy sensible, no me cuesta nada llorar, no quiero arriesgarme.
    En esta epoca muy dificil para mí el único consuelo han sido mis dos gatos, Cafetó y Mel, solo verlos ya me hacen reir, son mi balsamo. Los animales son lo mejor de este mundo, el mundo sin nosotros sería mejor.
    Hasta pronto, he sido una persona no invitada

    ResponderEliminar
  6. Hola ROSA MARIA:

    He estado mirando en internet y TODA la gente que habla de esta película, dice que ha llorado. Nadie habla de ella sin mencionarlo.

    Creo que debería ser de visión obligada en los colegios (¡Que utopía!). Y por supuesto, todos los adultos deberían verla también.

    Tienen mucha razón en EL PAIS al decir eso.

    Y espero que tu amigo abandonado tenga suerte.

    Un beso.

    ....................................

    ARQUEPE:

    Me has dejado sin palabras. Y me quito el sombrero ante lo que dices. Tanto, que he copiado este comentario a una nueva entrada para que no se lo pierda nadie.

    Muchísimas gracias.

    Un beso

    ..................................

    ANONIMO:

    Te doy la bienvenida y las gracias.

    Comprendo que no te sientas capaz de ver la película. Tambíen comprendo lo que dices de tus gatos. A mí mis galgas me aníman el espíritu y me alegran el día. me rio cuarenta veces al dia con ellas. Y no hay nadie a quien me apetezca más besar. ¡Las tengo fritas!

    las personas que no conviven con un animal, creo que se pierden algo muy importante. como muestra, esta película en cuestión.

    Estoy encantado de que te hayas autoinvitado ;)

    ResponderEliminar
  7. Hola, yo acabo de ver la película de Hachi y es una de las mejores películas que he visto en mi vida, realmente estoy impresionada con la lealtad del perrito, ojala que los humanos pudieramos tener aunque sea un poquito de eso. Yo vivi algo parecido con una pastor aleman quien ya en su lecho de muerte, seguia protegiendo a la familia con las pocas fuerzas que le quedaban, asi fue hasta su ultimo respiro, nos quedo tan grato recuerdo de ella de su fidelidad y cariño que ahora que tenemos otra perrita le pusimos el mismo nombre en honor a ella. Me siento afortunada de haberla conocido. Yo soy de las personas que adora a los animales, especialmete a los perros asi que dentro de lo triste que esta la pelicula de Hachi la disfrute mucho, gracias por compartir sus experiencias.

    ResponderEliminar
  8. Hola "Anónimo".

    Lo que está claro es que es una de las películas más emotivas.

    Los humanos no somos nunca, nunca, tan leales. Ni nos acercamos. la devoción de un perro es infinita e incondicional. Los humanos no saben lo que es eso.

    Claro que tenemos, a la fuerza, sentirnos afortunados de haber conocido a los perros que hemos tenido y con los que hemos compartido amor. Es un gran privilegio para nosotros.

    Yo tambien disfrité muchísimo la película. Tanto como lloré.

    Muchas gracias por tu comentario.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  9. Dios Santo, Creo que nunca habia llorado tanto con una pelicula..corri a abrazar a mi Camila...(Mi ShitZu)...

    Deberia ser repartida y vista por todos los sitios . Es maravillosa.

    ResponderEliminar