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viernes, 21 de octubre de 2011

MI CASA DESOLADA. Y LOS MALDITOS AMIGOS DE LO AJENO Y ENEMIGOS DEL RESPETO.




Tenemos una casa en un pueblo de Segovia. Una casa rústica, rural, de pueblo. Hablé de ella aquí, en una truculenta, terrorífica (especiálmente para mí) y verídica historia de fantasmas.

Es una casa muy antigüa. La compró mi abuelo a finales de los años 20 y ya había pertenecido a otra familia. De niño, pasaba los veranos allí y en Bilbao. Por lo cual, está unida a mí, a mi infancia, a mi juventúd y por ello, a mis recuerdos y mi vida. Es nuestra casa.




Las fotos están sacadas de Google Maps


A escasos kilómetros, existía una hermita románica que fué vendida por la Iglesia y llevada desmontada a EEUU. Aún sigue sin haber sido vuelta a montar, guardada en un almacén de los muelles de Nueva York. El comprador: William Randolph Hearst.



El magnate de la prensa. El propietario de "San Simeón".


"San Simeón", muy diferente a nuestra casa.

El mismo en quien se basó "Citizen Kane".




No es gran cosa. Incluso, puede que sea muy, muy poca cosa, pués no tiene lúz eléctrica ni agua corriente. Al anochecer, nos iluminábamos con farolillos de gas, velas y esa maravillosa y mágica lúz que proporciona la chimenea.



El agua, lo traíamos en unos grandes bidones, del pueblo más cercano. Me bañaba en un barreño grande que antes había puesto al sol, para calentar el agua. Era rústico, pero higiénico.


Bueno, yo tenía más pelo y menos
músculo, pero era tal que así.

Era como vivir en otro siglo. Con el asombroso contraste que ello supone, al venir de las comodidades de una ciudad. Pero disfrutabas de otras muchísimas cosas.


little house on the prairie


Pero para nosotros, es nuestra casa del pueblo, del campo. De eso tan, cada véz más raro, que es el contacto con la Naturaleza. De alejarte de todo lo malo y también bueno, que es vivir en una gran ciudad, durante unas semanas. Es la casa que visitaba cada verano. Donde crecía cada año. Allí era felíz o algo muy parecido. Allí viví rodeado de palomas, gallinas, conejos, patos, burros, vacas, perros  e incluso una cabra. Aprendí a disfrutar con los animales.







Tiene una oscura y fría bodega subterránea, a la cual me eterrorizaba bajar de noche a la lúz de una linterna. Siempre descendía los escalones despacio, iluminándo el fondo con el haz de luz y los subía tan deprisa como podía, conteniendo la respiración. Aún recuerdo el sonido del golpe de la pesada puerta de madera al cerrarse.


Muy parecida a esta, pero con la puerta
más gruesa y pesada.


Durante esos veranos, esa casa, nuestra casa, se llenaba de gente. Nuestra familia, más tíos y primos de Bilbao, Madrid y de allí mismo, Segovia. Incluso, en mi adolescencia y luego mi juventud, viajaron allí amigos míos de Madrid. Con lo extraño, peculiar y excitante que resultaba verlos allí, en ese entorno tan diferente a la ciudad. Sin cafés, discotecas, semáforos, cines y tiendas de moda. Era una experiencia curiosa.




Esa casa, nuestra casa, está aislada, sóla, en la ladera de un pequeño montículo. Entre tres pueblos. El pueblo más cercano, se encuentra a medio kilómetro. Los otros, a dos y tres kilómetros. La casa, nuestra casa, está sóla en mitad de la nada.


 


Está rodeada de almendros, pinos y algún ciprés y árboles frutales. También por tierras de labranza, algunas de ellas, de nuestra propiedad. Tierras, para mi desgracia, de poco valor económico.


A la derecha del ciprés, asoma el tejado.

Esos pinos de la derecha, fueron plantados
por mi hermano y mi padre después de dejar de ir yo.
No los he conocido.


Hace mucho que no vamos. Yo creo que no piso ese lugar desde hace más de veinte años. Por diferentes razones, ha sido imposible. Y lo echo de menos. Mis galgas no lo conocen.  Disfrutarían de lo lindo en ese lugar. He pensado en ello infinidad de veces. Aunque ahora, sería devastador para mí visitarla. Unos tíos míos de Bilbao, que nos acompañaban allí muchos veranos, han estado en uno de los pueblos cercanos y han ido a verla. Nos han llamado y contado que han robado puertas, ventanas, muebles, frigorífico, cocina, utensilios de cocina y quién sabe cuantas cosas. Que parte de los tejados se han hundido. Como el del pajar y la cuadra. El techo de vigas de madera de la cocina, ya tiene un boquete por el que se puede ver el desván. Todo demasiado triste. Demasiado desolador. La Guardia Civil, ya está al tanto de ello y dice que no se puede hacer nada.




Es muy triste que la casa, nuestra casa, se deteriore por el paso del tiempo y la falta de cuidados. Pero que la mala gente amiga de lo ajeno, contribuya a ello, además es indignante. Ya he dicho muchas veces, que si hay algo que no soporto, es la falta de respeto. Eso de "no me ve nadie, pués esto pá mí" me encabrona. Pero el respeto por lo ajeno y por los demás, es algo que no abunda. No quiero pensar en que clase de personas habrán entrado ahí y que habrán hecho, violando ese lugar privado y sagrado para nosotros.

Mi padre visitaba esa casa, NUESTRA CASA, todos los fines de semana hasta que su salúd se lo impidió. Sufriría tremendamente si viviera para saber el esatado actual del único lugar donde parecía disfrutar. Sus cenizas reposan en esa tierra.




6 comentarios:

  1. Querido Alberto...perdona la ausencia por favor...
    Me conmueve mucho ver tu desolada casita. Da pena ,pero hay gente malevola que destruyen y roban sin sentido moral ninguno solo por el "Rush" que les da hacer semejante crimen. Es una lastima que no puedas pasar algun tiempo en tan bonito lugar. Si me imagino como gozarian tus princesas corriendo por esas lomas. Nosotros hemos tenido mas suerte en nuestro campo en Allegany, pero si han intentado robar en una ocasion. Pero al menos tenemos vecinos cercas que los espantaron. Me da mucha pena esa situacion, y espero que encuentres algun medio de visitar tu tierrita en el futuro. Me parece un paraiso.
    Besos
    Marta

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  2. Ya lo siento, esos lugares de la infancia que nunca se olvidan, es una pena que no lo hayais podido visitar con mas frecuencia, pero tambien si la gente lo ve tanto tiempo abandonado, pues usurpan, no piensan que esten perjudicando realmente... ojos que no ven...
    Por cierto, una curiosidad que tengo y que no se si me querrás contestar. Cuantos metros tiene tu piso? Yo estoy en planes de mudarme, y si todo me sale bien y alquilo un piso que he visto que tiene dos patios, quiero ser casa de acogida para galgos 112, que te parece? Con la Syra se me esta dando muy bien rehabilitarla , por dentro y por fuera, y me han dicho que creen que valgo, que creen que tengo la energia y la sensibilidad adecuada. Cruza los dedos conmigo, porque si sale bien, mucho mérito será tuyo.

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  3. Primero es una lastima que Tallulah y Lolita ( y vosotros) no podais disfrutar de ese paisaje de ensueño ... (envidia sana)
    Por desgracia ya sabemos que España es famosa por sus chorizos y demás "embutidos" como una vez escuche y nisiquiera recuerdo donde ... como esto siga a sí al final nos meteran en las cáceceles a los honrados para al menos protegernos de los incivilizados :-(
    Besos

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  4. Dear MARTA:

    ¡No te disculpes! Yo llevo varios dias queriendo escribirte un email, pero no encuentro momento para ello. Soy yo el que te pide perdón.

    Si que es una lástima no poder disfrutar de ese lugar desde hace tanto tiempo. Es una casa muy tranquila y donde he disfrutado mucho. Y es muy triste como se encuentra actualmente. Me he imaginado muchas veces a mis galgas allí. Les encantaría. Esas fotos deben de ser del otoño. En invierno, todo verde es mucho más bonito. Es triste.

    Me alegra que ese buen vecino pudiera alertar a esos ladrones y que tu preciosa casa no sufriera daño. Es horrible saber que gente extraña ha violado la intimidad de tu casa y además, se llevan lo que les da la gana.

    Cuídate mucho y gracias mil.

    Un beso.

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  5. SILVIBILL:

    Ese lugar, está muy unido a mí. Y aunque la casa no esté habitada y no la visitemos con frecuencia, estaba cerrada a cal y canto. Si una casa está cerrada, fuerzas la entrada y te llevas lo que te da la gana, estás cometiendo un grave delito. La gente que hace ese tipo de cosas, no conocen el respeto ni la decencia.

    Mi piso no creo que llegue a los 90 metros o por ahí andará. No lo sé con exactitúd.

    Admiro tu decisión para convertirte en casa de acogida para esas criaturas. Es una labor digna de alabanzas. Yo no sé si sería capáz de dejar que se fuera un perrillo que pasara en mi casa aunque fuera sólo un día. pero entiendo que es una labor dignísima.

    Gracias.

    Un beso.

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  6. NAYR:

    Es una tremenda lástima. Es un placer increíble pasear por ese lugar, esa ladera, por las zonas llenas de árboles y un gran prado. Las galgas se volverían locas. El último perro que fué allí, Jacko, disfrutaba muchísimo, se deprimía cuando volvíamos a Madrid.

    Es lo que yo digo. En este país hay demasiada gente que desconoce lo que es algo tan sencillo como es el respeto y la honradéz. Así nos va. Los que somos un poco más decentes o tenemos una mínima ética moral, sufrimos las consecuencias de esta clase de personas. Muy injusto.

    Muchas gracias, Nayr.

    Un beso.

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