Ya se que me repito. No es la primera vez que hablo de la mucha fealdad que nos rodea. Los humanos, paradojicamente, son capaces de lo mejor, creando belleza y también de lo peor. Basta con ver las noticias en la tele o peor aún, con poner un pié en la calle. No me refiero a gente físicamente fea, si no, a la fea humanidad. Seres feos, de moral fea, horrible. Seres que no son conscientes de ello, todo lo contrario, pues se creen especiales, rectos, divinos. Eso, les hace aún más feos.
Yo siento la necesidad, la compulsión, de observar cosas o seres llenos de belleza. Eso es como un bálsamo para mi espíritu. Y he comprobado que muchas veces me fijo en cosas que nadie más se fija. Y me causan una fascinación que no apreciarían muchos jamás, aunque les arrearas con una sartén en la cabeza y les dijeras: "¿¡Pero no te has fijado en eso!?".
También puede ser que yo tenga la cabeza "a pájaros". Que viva en mi mundo particular y muy peculiar, por pura necesidad. Yo ante la belleza, me extasío. No importa si es algo visual, una canción, o el olor de la leña en el fuego, que también es algo relacionado con la belleza. No importa de donde venga, la belleza siempre me deja boquiabierto y hace que me eleve unos palmos del suelo. Juro que no he fumado nada más que tabaco. Hace mucho que no fumo otra cosa que tabaco, por si quedan dudas.
Siento una mezcla de sensaciones ante las cosas bellas. Una mezcla de felicidad y no se el porqué, tristeza.
Estas son algunas muestras de cosas que me resultan un placer mirar.
También es verdad eso que dicen de que la belleza
está en el ojo del que mira.
Ascendance from Henry Jun Wah Lee / Evosia on Vimeo.