Mi hermano Oliver y yo, nos hemos quedado huérfanos. Solos con nuestras tres criaturas e irremediablemente tristes y huérfanos. A los 93 años de edad y después de 18, siendo destruida, cruel y lentamente, por el Alzheimer, Pilar, nuestra madre, nos ha dejado. Y nos deja solos, desamparados, con el corazón y el alma rota de tristeza, y asustados. Ella no era consciente, pues dejó de serlo lentamente, hace mucho, pero mientras era cuidada por nosotros, también nosotros eramos cuidados por ella.
18 años de enfermedad y decadencia, son demasiados y hacen que resulte difícil pensar en ella, recordarla, en un estado lejano a la enfermedad. Resulta complicado recordarla hablando o contando cualquier cosa; algo tan sencillo como eso. Algo como tratar de recordar su voz. O conseguir rememorarla riendo, o enfadada, o cantando, o cosiendo. Cualquier cosa que ella hiciera en el pasado... hace más de 18 años que dejó de hacerlo. Trato de visualizarla viendo películas. Contemplando con una sonrisa y en silencio, a sus admirados, Rock Hudson, Cary Grant o Stewart Granger... Le encantaban.
18 años, son demasiados, y extremadamente duros, para haberlos compartido con tu madre, cuando ella, poco a poco, deja de saber quien es e incluso quien eres tú.
Recuerdo verla sentada en el sofá, frente a la televisión, viendo películas, mientras tricotaba o cosía. Y la recuerdo observando un vestido o una blusa, en televisión o en una revista y con un papel grande, sacar ella sola el patrón de esa prenda que le había gustado, para, en unos días, tener ella misma un vestido calcado del que había visto.
Cosía muy bien. Y cocinaba muy bien. Las mejores croquetas de pollo que he comido nunca, las hacía ella. Y la más asombrosa, deliciosa, laboriosa y espectacular (pues era un deleite hasta para la vista), menestra de verduras que he saboreado, también era obra suya. Alarmados, nos dimos cuenta de que algo iba mal, el día en que sus deliciosas patatas rebozadas en salsa de vino blanco, resultaron cualquier cosa, menos deliciosas. Nos alarmamos. Como el día en que se empeñó en que al cocido, se le había echado canela toda la vida. Incluso ella misma se dio cuenta de que algo iba mal, aquella vez que bajó al hyper a comprar algo que había olvidado y volvió a casa un buen rato después, con una barra de pan y llorando, pues no recordaba que era lo que debía comprar. Rompe el corazón pasar por esas situaciones y también lo rompe el recordarlas hoy. El Alzheimer es una dura y cruel enfermedad. Y muy triste. Una persona a quien quieres y estás unido, como tu propia madre, comienza a desvariar, olvidar y perder facultades a diario, hasta que llega a mirarte con desconcierto, como si quisiera conocerte, pero no está segura de ello. Como sus conversaciones, que comienzan a producir tristeza, por lo ilógico de sus argumentos, para convertirse en incongruentes y poco después, directamente dejan de existir. Un día ya, simplemente, no habla.
Recuerdo con una sonrisa, cuando en bodas o reuniones familiares, después de escuchar a cuñadas, primas o sobrinas, sobre lo maravillosos que eran sus hijos y las carreras y licenciaturas que lograban, ella, abría el bolso, orgullosa, como solo una madre puede serlo, y sacaba su sobre de recortes de prensa en los que aparecían ilustraciones publicadas mías...
Pilar ya ha descansado. Y nosotros, supongo que también, aunque preferiríamos no tener que hacerlo y poder haber seguido cuidándola, durante más años.
Espero que esté tranquila y feliz, en algún sitio, junto a su madre, que perdió con solo cuatro años, con dos de sus hermanas, que murieron hace décadas, las dos de cáncer, mientras ella estaba segura de que sería la siguiente, pero el destino decidió que a ella le tocaría otra cruel enfermedad. También espero que esté con su marido y nuestro padre y con nuestros perros y gatos que se fueron antes de ella, incluso, con Dimitri, Robin y Nikolai, que la conocieron a ella, pero ya no ella a ellos. Y espero que esté con sus otros hijos fallecidos de niños y con Eduardo, nuestro hermano mayor, que ha muerto solo 25 días antes que ella. Solo espero que todos estén juntos en algún lugar. Y que nos ayuden de alguna forma, a los que quedamos con el corazón roto, solos y desvalidos en este.
Me rompe el corazón, descubrir a Lolita, nuestra galga, en la habitación de Pilar, junto a su cama, observándola vacía, con solo el colchón antiescaras sobre ella. Como ver al pequeño Margarito, deslizarse bajo el edredón de la cama de Eduardo, como hacía cuando él sufría los inútiles estragos de las sesiones de quimioterapia. Ahora se refugia solo.
Desde hace unos días, también el sofá ha quedado con mucho espacio para ellos.
Hace unas semanas, quise comprarle a Pilar una tiara, por que no se me ocurrió otra cosa mejor, para una madre enferma de Alzheimer. No llegué a comprarla y ahora lo siento en el alma. He colocado una falsa en esta foto, aunque por supuesto, no es lo mismo.
La vida sigue para nosotros, espero. Aunque Oliver y yo nos hayamos quedado solos y huérfanos. Y en este gélido invierno, sentimos aún más frío a nuestro alrededor.
Cosía muy bien. Y cocinaba muy bien. Las mejores croquetas de pollo que he comido nunca, las hacía ella. Y la más asombrosa, deliciosa, laboriosa y espectacular (pues era un deleite hasta para la vista), menestra de verduras que he saboreado, también era obra suya. Alarmados, nos dimos cuenta de que algo iba mal, el día en que sus deliciosas patatas rebozadas en salsa de vino blanco, resultaron cualquier cosa, menos deliciosas. Nos alarmamos. Como el día en que se empeñó en que al cocido, se le había echado canela toda la vida. Incluso ella misma se dio cuenta de que algo iba mal, aquella vez que bajó al hyper a comprar algo que había olvidado y volvió a casa un buen rato después, con una barra de pan y llorando, pues no recordaba que era lo que debía comprar. Rompe el corazón pasar por esas situaciones y también lo rompe el recordarlas hoy. El Alzheimer es una dura y cruel enfermedad. Y muy triste. Una persona a quien quieres y estás unido, como tu propia madre, comienza a desvariar, olvidar y perder facultades a diario, hasta que llega a mirarte con desconcierto, como si quisiera conocerte, pero no está segura de ello. Como sus conversaciones, que comienzan a producir tristeza, por lo ilógico de sus argumentos, para convertirse en incongruentes y poco después, directamente dejan de existir. Un día ya, simplemente, no habla.
Recuerdo con una sonrisa, cuando en bodas o reuniones familiares, después de escuchar a cuñadas, primas o sobrinas, sobre lo maravillosos que eran sus hijos y las carreras y licenciaturas que lograban, ella, abría el bolso, orgullosa, como solo una madre puede serlo, y sacaba su sobre de recortes de prensa en los que aparecían ilustraciones publicadas mías...
Pilar ya ha descansado. Y nosotros, supongo que también, aunque preferiríamos no tener que hacerlo y poder haber seguido cuidándola, durante más años.
Espero que esté tranquila y feliz, en algún sitio, junto a su madre, que perdió con solo cuatro años, con dos de sus hermanas, que murieron hace décadas, las dos de cáncer, mientras ella estaba segura de que sería la siguiente, pero el destino decidió que a ella le tocaría otra cruel enfermedad. También espero que esté con su marido y nuestro padre y con nuestros perros y gatos que se fueron antes de ella, incluso, con Dimitri, Robin y Nikolai, que la conocieron a ella, pero ya no ella a ellos. Y espero que esté con sus otros hijos fallecidos de niños y con Eduardo, nuestro hermano mayor, que ha muerto solo 25 días antes que ella. Solo espero que todos estén juntos en algún lugar. Y que nos ayuden de alguna forma, a los que quedamos con el corazón roto, solos y desvalidos en este.
Me rompe el corazón, descubrir a Lolita, nuestra galga, en la habitación de Pilar, junto a su cama, observándola vacía, con solo el colchón antiescaras sobre ella. Como ver al pequeño Margarito, deslizarse bajo el edredón de la cama de Eduardo, como hacía cuando él sufría los inútiles estragos de las sesiones de quimioterapia. Ahora se refugia solo.
Desde hace unos días, también el sofá ha quedado con mucho espacio para ellos.
Hace unas semanas, quise comprarle a Pilar una tiara, por que no se me ocurrió otra cosa mejor, para una madre enferma de Alzheimer. No llegué a comprarla y ahora lo siento en el alma. He colocado una falsa en esta foto, aunque por supuesto, no es lo mismo.
Pilar
3 de junio de 1921
6 de febrero de 2015
Antes que nada quiero daros el pésame por la pérdida de vuestra madre y por supuesto la de vuestro hermano. Hace mucho,demasiado tiempo, que no puedo dedicarme todo lo que quisiera a leer mis blogs favoritos, así que desconocía todo lo que estaba pasando. Si, seguro que Pilar está ahora en algún lugar mucho mejor, nada comparable a éste, riendo, compartiendo y recordando miles de anécdotas junto a sus hijos,sus perros, sus gatos y todos los seres queridos que cruzaron el arco iris antes que ella. Y por supuesto haciendo croquetas con una hermosa y brillante tiara en la cabeza.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Alberto.
Mucas gracias, Gen. No te preocupes. Yo llevo tiempo viendo vuestros blogs a todo correr, dejando los comentarios para otro momento, que nunca acaba de llegar...
EliminarEspero y deseo que sea como tú dices.
Me encanta la imagen de ella haciendo croquetas con la tiara :)
Gracias y abrazos.
Que descansen en paz. Ten por seguro que estarán en otro lugar infinitamente mejor que este, que en estos últimos tiempos me resulta cruel y grotesco. Seguid adelante, por vosotros y por aquellos que dependen de vuestra generosidad. Quedaros con los buenos recuerdos y con el orgullo de haber hecho lo más leal en estos casos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo. Pedro
Te agradezco mucho lo que dices, Pedro. Y sabes que te entiendo muy bien.
EliminarGracias. Un abrazo.
Un abrazo muy fuerte. Eduardo (y lametones de Bonnie, Lina y Nubia)
ResponderEliminarMuchas gracias, Eduardo.
EliminarReparte abrazos y besos.
Sabía que estaba pasando algo por lo que tardabas en actualizar. Bueno, tienes mi correo para lo que quieras.
ResponderEliminarMuchas gracias, Josu.
EliminarBesos y abrazos.
Mis condolencias. Soy seguidor tuyo desde hace tiempo. Me parecen muy interesantes las entradas y auqnue no este de acuerdo en ciertos temas sobre todo los relacionados con la politica, sí en el resto.
ResponderEliminarTu madre debía estar muy orgullosa por tener unos hijos como vosotros. Un abrazo desde Cadiz.
Muchas gracias. Y gracias por decirme que te parece interesante el blog, a pesar de las discrepancias ideológicas.
EliminarGracias. Un abrazo.
Mi mas sentido pésame para ambos, Alberto.
ResponderEliminarLlevaba un tiempo echando de menos tus entradas en el blog. Lamento que esta haya sido la causa.
Un abrazo.
Mónica
Muchas gracias, Mónica.
EliminarNo deja de sorprenderme cuando me decís que echabais de menos mis entradas en el blog... Lo agradezco mucho.
Besos y un abrazo.
mi querido amigo,he abierto muchos dias el bloc,esperando encontrarme el post,el post de PILAR,por fin cogistes fuerza y animo para escribirlo
ResponderEliminarquerido mio,permiteme decirte que estoy sumamente orgullosa de ser vuestra amiga,que os quiero y que siento una terrible envidia de Pilar,si envidia ,bien lees,habeis demostrado hasta la exageracion el amor,cariño,respeto,lealtad,devocion y mil cosas mas ,por los extraordinarios cuidados que le habeis ofrecido hasta su ultimo aliento
Pilar alla arriba ya no tiene ninguna enfermedad y rebosa de alegria al ver todo lo que habeis echo por ella y sonrie solo con veros,estoy segura que no quiere veros tristes ni pesarosos,quiere que vivais,que disfruteis de todo lo que en estos años habeis renunciado .Se que los echais de menos,pero ahora os toca retomar la vida
Espero poder disfrutar de vosotros ,ahora sin prisas,tomando una cerveza y charlando.
Os quiero Lucia
pdt:animo y fuerza
Querida Lucía, muchas gracias por haber estado ahí todo este tiempo. Me ha gustado mucho todo lo que dices y espero que sea así. Solo espero que comiencen a suceder cosas buenas para variar y nos riamos más. A pesar de todo... nos hemos reído... ¿verdad?
EliminarBesos y abrazos.
Querido Alberto
ResponderEliminarcreo en ese lugar lleno de paz....ella esta alli
Un beso y un abrazo con todo mi cariño
Muchas gracias, Princesa. Ojalá Pilar esté tranquila en algún sitio con más paz que este.
EliminarBesos y abrazos.
Lo siento mucho.
ResponderEliminarEspero que no lo esteis pasando -demasiado- mal.
Un abrazo fuerte.
Eve.
Ya se que lo sientes, Eve. Por desgracia, se nos acumulan las penas y lo estamos pasando muy mal. Penas de todo tipo. Y preocupaciones y miedos. Espero que todo cambie para nosotros y nos riamos ruidosamente muy pronto.
EliminarMuchas gracias.
Reparte besos y abrazos.
Muchas gracias, Susana. Espero que sea como dices.
ResponderEliminarBesos.