Amigos.

Me he dado cuenta de que me estoy quedando sin amigos.

Siempre he tenido amigos, o eso creía. Desde que era un crío, he estado rodeado de ellos. Amigos y amigas. Ultimamente no tanto. Quizás no eran los adecuados.

Muchos han desaparecido de una forma natural (Si es que existe una forma natural de desaparecer). Te vas distanciando, las personas cambian, la vida cambia... dejas de relacionarte con algunos de ellos.

Los amigos de Peter

Otros, te dejan de llamar y ver de un día para otro. Lo hacen de forma decidida. Desaparecen bruscamente, dejándote desconcertado. ¿Dónde ha ido todo el cariño, las risas, las afinidades, los años llenos de horas compartidas...?

Cuatro bodas y un funeral

Piensas que puedes haber hecho algo imperdonable. ¿Tanto como para no recibir ni una explicación? Cuando soy yo y lo digo con humildad, el que ha sido en muchas ocasiones, demasiado indulgente con muchas de sus acciones. Es entonces cuando, a posteriori, dando vueltas a la cabeza, te das cuenta de que esa clase de amigos, no te tenían el cariño que tú les tenías a ellos.

Eso es doloroso y demoledor. O como mínimo, muy decepcionante.

Con el tiempo, compruebas, SIEMPRE, que se arrepienten de la patada. Descubres que hacen intentos de arreglar las cosas. Te llaman por teléfono, se presentan en casa o te buscan en Facebook. Todo esto, después de años de haber desaparecido, sin motivo aparente. Demasiado tarde. Estas cosas ya no tienen arreglo. Yo ya he vivido la decepción y me siento muy dolido.

Ya nada sería igual. He perdido la confianza. No, gracias.

No soporto la traición, ni la deslealtad. Ni siquiera saludo a estas personas si me las encuentro por la calle. Y eso que me suelen mirar como si desearan darme un abrazo. No gracias. Son historia.

Friends

Alguna vez, he sido yo el que, por esa traición, he dicho ¡Basta! Hasta aquí he llegado. Esto, siempre ha sorprendido, pues tiendo a aguantar carros y carretas. Hasta lo indecible. Entonces exploto y todo el mundo se sorprende. El tonto ha espabilado.

Tres amigos: El Dr. Zarkov, Flash y Dale.
Por Alex Raymond

De la misma manera, al apartar a un amigo de mi vida, ese cariño desaparecía como encanto. Así. De un plumazo. Esto me sorprendía, pero me alegraba. Yo nunca he sentido deseos de retomar una relación que terminó, por las razones que sean. Cuando algo así acaba, está definitivamente acabado.

Siempre he estado de acuerdo en que más vale sólo que mal acompañado. No hay mayor verdad. Nadie necesita gente en quien no puede confiar al cien por cien. En el fondo, TÚ eres tu mejor amigo.

Yo, por mi currículum, desconfío de la gente, en general. La vida me ha hecho así.

En los últimos años, he "conocido" (entre comillas por que no les conozco personalmente) a una serie de gente en Internet, que puedo con seguridad, aunque resulte increíble, llamar amigos (Vosotros sabéis quienes sois).

Obra de Sir Edwin Landseer

Sólo los conozco de comentarios en los blogs o de emails. De, muchas veces, largos emails. Buenos amigos. Esto me lo cuentan hace años y no lo hubiera creído. Hoy me doy cuenta y he comprobado, que es perfectamente posible.

Conectas y compartes confidencias, risas, problemas y afinidades, como no lo has hecho con gente que está a tu alrededor. Tan sorprendente como cierto. ¡Milagroso!

 

Y creo que llego a conocerlos (sin comillas) bastante bien. Consigo una idea de como son, estoy seguro, muy cercana a la realidad.

Con estos amigos virtuales, a los que conoces sólo a través del teclado, he llegado a reír a carcajadas y a llorar desconsoladamente. Y sin tenerles cerca. Ni, en algunos casos, conocer sus rostros.

No conozco sus voces, color de ojos, su forma de vestir o su estatura. Tampoco como suena su risa. Pero estos contactos a través del ordenador, también pueden unir mucho.

Inevitablemente, cada día, en diferentes momentos, pienso, por lo que sea, en cada uno de ellos. Sufro si sé que están sufriendo y me alegro mucho si recibo buenas noticias. Los siento cerca. Sé que están ahí. Que son reales. Aunque esto de Internet parezca, a veces, que estamos viviendo como en Matrix.

Y aunque tal vez no llegue a conocerlos en persona, pues puede que no vivan precisamente cerca de donde yo vivo, los considero amigos.

El reír o llorar con una persona, une mucho. Conocerte y conocerla. Y el preocuparte por esa persona. Une y la acerca.

Stand by me

Me he dado cuenta de que con los amigos de toda la vida, me he reído muchísimo, pero nunca he llorado con ellos. Estaban para las "maduras", pero nunca para las "duras". Eso no es una verdadera amistad. Quizás por eso, yo valoro mucho la amistad. Y siento una gran decepción cuando compruebo que no era lo que yo creía.

Obra de Leyendecker

Envidio a la gente que dice que tiene amigos maravillosos sin los que no sabría que hacer. Tengo una amiga a la que veo de pascuas a ramos, pero que cuando me llama y me dice: "Voy al parque con Roma (su galga) ¿Nos vemos?" Corro con Lolita y Tallulah y charlamos paseando por el parque.

Roma con Tallulah

Ella siempre me dice que se encuentra tremendamente agusto charlando conmigo. Que vuelve a casa felíz. Yo le digo que está flipada y debe ser por algo que se ha fumado. Ella insiste en que es verdad. Me decía hace poco que ella, sin sus dos más queridas amigas, no sabría que hacer. Que da gracias todos los días por tenerlas ahí. Puede contar con ellas para cualquier cosa. Le dije que la admiraba y la envidiaba, por que eso es la amistad.

Hace unos días, me he enterado de la muerte Alfredo, un amigo al que sólo conocía de comentarios en los blogs y algunos emails. Vivía en NYC. A miles de kilómetros. Nunca le he visto en persona.

Obra de Paul Cadmus

Fue uno de mis primeros seguidores. Y uno de los primeros comentarios que recibí, fué suyo. Uno amabilísimo. Me decía que era una lástima que viviéramos a tanta distancia el uno del otro, pues teníamos muchísimas cosas en común. Gustos y afinidades. Era un apasionado del cine clásico y del teatro.  También me dejaba amables y divertidos comentarios en mis fotos de Facebook. Cuando yo andaba por ese sitio.  Me decía que el hall de mi casa, en esa foto mía con Lolita, era como mi blog. Yo le contestaba que sí. Rojo, recargado y con oro. También me mandaba fotos de sus gatos. Pobres.

Yo sabía por otra querida amiga común, que estaba enfermo y hospitalizado. Llevaba once meses sin actualizar su blog. Ella me tenía informado y me ha contado lo de su pérdida. Y lo he sentido mucho. Lo he sentido por que creo, sé, que era una buena persona y además brillante. Por eso, aunque no le conocía personalmente, me ha entristecido mucho saber que ya no está. Alfredo no tuvo la oportunidad de decepcionarme. Sólo puedo decir cosas buenas de él. Era un ser especial. Estoy seguro.

Ahora, me cuesta mucho entrar en su blog.

Tenía razón.

Yo tengo a mi hermano Oliver, que es la persona con quien más discuto, pero también con quién más me río. Tendré que decir que es mi mejor amigo por si lee esto.

Y tengo a mis galgas Lolita y Tallulah. Pero las considero más como hijas queridísimas que otra cosa.

Lolita y Tallulah

Y tengo a un puñado de amigos, gente fantástica, a los que he cogido un gran cariño aunque sólo les conozca por comentarios o emails. Esos sois vosotros. gracias por estar ahí. Besos y abrazos.

Y otro beso para Alfredo, allí donde esté. Espero que sea en un maravilloso lugar lleno de gente maravillosa y grandes estrellas de la historia del cine.

Old Acquintance