La conmovedora historia de Arthur, muchos ya la conoceréis, pues ha sido muy difundida y celebrada en la web. Mi amiga Isabel, de Guayaquil, Ecuador, me la mostró a mí y no he querido que faltara en mi blog. Emocionará a las almas sensibles. Es una clara muestra de lo diferentes que son los humanos. Unos maltratan, abandonan o ignoran a estas pobres criaturas, mientras otros no pueden mirar hacia otro lado, los salvan y ya no se separan de ellos. Esta es la preciosa historia de un perro fiel (sí, ya se que es una redundancia) y afortunado.
DANIELA AGUILAR Especial para EL MUNDO Guayaquil (Ecuador)
Los finales felices existen, aunque no suceden muy a menudo. Por eso la historia de Arthur, el can ecuatoriano que atravesó sin invitación ni preparación previa, junto al equipo sueco, todos los obstáculos que la naturaleza les impone a los participantes del mundial Aventura Huairasinchi Explorer que se desarrolló en Ecuador, merece ser contada.
Todo comenzó cuando Mikeal Lindnord, el capitán del equipo, compartió una albóndiga con un perro vagabundo y mestizo que se acercó mientras se preparaban para una caminata de 40 kilómetros. "Fue amor a la primera albóndiga", diría Lindnord después. Los suecos no estaban solos: varios equipos se alistaban junto a ellos para la ardua prueba. Por eso, solo cayeron en la cuenta de que Arthur los seguía varios kilómetros después, cuando se sumergieron en el espesor de la selva.
A los suecos les sorprendió la tenacidad del can, que solo descansó cuando hicieron una parada. "Estaba destrozado, entonces abrimos dos latas de comida y le dimos, ya que no podía encontrar ningún alimento en al jungla", contó Lindnord en el portal de su equipo Peak Performance. Incluso, hubo ocasiones en las que el perro tuvo que luchar para no hundirse en el lodo. Lo ayudaron sus nuevos compañeros.
Nada lo detenía. Ni siquiera el frío caudal del río en el que se internó el equipó para atravesar 59 kilómetros en kayak. Este, por recomendación de la organización del evento, fue dejado en tierra, pero apenas vio partir a los suecos se lanzó al agua y comenzó a nadar a su lado.
"Era demasiado penoso y sentimos que no podíamos dejarlo ahí, así que lo recogimos", recordaba el capitán. Podían escuchar a gente animándoles desde la orilla. Por el tamaño del perro tuvieron que improvisar diferentes técnicas de remo, "para no darle una patada y mandarlo fuera de borda". Arthur se mantuvo firme y en varias ocasiones se lanzó al río para darse un baño y estirar las patas.
El equipo sueco llega junto con Arthur a la meta
del Mundial de Aventura de Ecuador Krister Göransson
El equipo sueco no ganó la competición ni quedó entre los primeros. Sí lo hizo el equipo español Columbia Vidaraid, que llegó por detrás del neozelandés Seagate y el anfitrión Ecuador Movistar. Eso sí, Peak Performance llegó a la meta con un nuevo integrante: Arthur, como ellos mismo lo llamaron y quien los acompañó unos 400 kilómetros de los 700 que tuvieron que sortear antes de alcanzar la duodécima posición el pasado 16 de noviembre. El resto sólo fue la consecuencia lógica que premia la lealtad.
Lealtad que cruza el charco
De vuelta a la capital, Quito, y decididos a darle a Arthur el hogar que probablemente nunca tuvo, los jóvenes suecos emprendieron la maratoniana tarea de preparar su viaje a Europa. En un par de días tuvieron que ponerle al can todas las vacunas que nunca se puso, conseguir permiso del Ministerio de Agricultura sueco, encontrar espacio en su vuelo -que partía el miércoles- y reunir los fondos para pagar por el cuidado del perro durante un periodo de cuarentena que debe cumplir en el país escandinavo. Y lo lograron, casi todo a partir de donaciones.
El perro llegó a las 13h35 de Ecuador (19:35 en Suecia) al aeropuerto de Estocolmo. Allá los esperaba la prensa además de los familiares de los competidores de Peak Performance.
Gracias, Isabel.
Es una historia tan conmovedora que parece un cuento de hadas. Estoy muy contenta, con el final feliz que he tenido la vida de Arthur; puesto que ahora tiene la vida que merece.
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