Esa vieja sillita, ha permanecido en mi casa, al menos, desde que yo tengo uso de razón (cosa que no estoy seguro de poseer). Siempre ha estado en la cocina y era usada por mi madre, para poder llegar a los armarios superiores. Fue pintada hace muchas décadas, de blanco y después, de azul pálido. Hace muchos años, se decidió tirarla, pero yo, supongo que por nostalgia, por haber crecido viéndola, me negué. Ha estado rodando y escondida por la casa, mucho tiempo. Hace unas semanas, me quedé observándola y decidí que había llegado la hora de transformarla, antes de que definitivamente, acabara en la basura.
Aunque cueste creerlo, se me ocurrieron, como siempre me curre, varias ideas para decorarla. Cada día me decidía por una distinta, pero al final, elegí, como si hubiera escasez de color rojo en mi vida, elegir el rojo chino que uso como si no hubiera un mañana.
Para horror de mi hermano, no quise restaurar desperfectos, erosiones y defectos, debidos al paso del tiempo. Estaban ahí y seguirían ahí. No quería dejarla como nueva. Simplemente, decorarla.
Elegí un motivo antiguo de rosas, para adornar, mediante decoupage, el asiento. Este es y lo pongo aquí, por si a alguien le gusta y lo quiere usar.
Al imprimirlo, me quedaron los colores muy pálidos. ¡Las impresoras son una mierda! Lo retoqué añadiendo más rojo a las rosas.
También le añadí unas bolas de madera a las patas, que coloqué con espigas de madera y cola, para después, pintarlas de oro.
Además, como entiendo muy bien a John Galliano, cuando dice eso de que es como una urraca y le atrae todo lo que brilla, y yo soy cualquier cosa menos minimalista, le añadí purpurina dorada al borde de los pétalos y pegué lentejuelas varias en oro.
Y decoré también, con brillos varios, dorados, piedras rojas, doradas y brillantes, patas y respaldo, además de, por supuesto, un par de borlas con cuentas. Y barnicé todo para protegerlo.
El resultado es una mezcla de, según yo lo veo, cultura china, mexicana y harén turco.
Ha merecido la pena salvarla durante todos estos años. Ahora, es demasiado exótica, como para no apreciarla por mi.
Si alguna vez consigo vivir solo y tener pasta te contrataré como decorador
ResponderEliminar¡Incluso yo me contrataré a mi mismo como decorador, cuando disponga de mucho dinero! :-D
EliminarSomos los dos muy raros, muy raros...
Gracias.