Me gusta mucho caminar por las calles agradables y bonitas de
Madrid. Siempre que sean calles tranquilas, con poca gente y bonitos edificios. Aunque también me gusta pasear por la Gran Vía, que no es precisamente una calle tranquila.
Caminaba hace poco por Madrid y me acordé de mi amiga Carol. Lo hice por que, según andaba, me percaté de que apretaba y aflojaba los glúteos. ¡Tranquilidad! El tremendo esfuerzo, sólo fue durante unos 15 metros.
Me acordé de ella, por que Carol siempre caminaba por la calle (Y espero que lo siga haciendo) apretanto y aflojando las nalgas. Ella me enseñó ese ejercicio tan sencillo. Tenía el culo como una roca. Como Van Damme, pero en australiano. Sí, señoras y señores, mi amiga era de Australia.
Jean-Claude Van Damme de espaldas y pasando calor
Y unas criaturas australianas
Conocí a Carol en los últimos 70... ¡Siendo muuuuy jovencito! Un amigo, entabló conversación con ella en la calle, sólo para practicar inglés. Me indignó. Ella no hablaba una palabra de español. Llegó a España, con su hermana, desde Marruecos, donde tuvieron, las dos, la terrible experiencia de ser violadas una noche en la calle. Además, les robaron el equipaje. Es lógico que siempre dijera: "Morocco... Never more!" (Marruecos... ¡Nunca más!)"
Enseguida entró en nuestro grupo de amigos. A todos nos gustó (su hermana, después de unos días, volvió a Australia). Y es normal que nos gustara, pues era un encanto. Lo era hasta con Jacko, mi perro en esa época.
Mi perro amigo Jacko
Era como la gran Elvira, pero con la cara lavada. Es decir, más como una joven Cassandra Peterson.
Elvira (Pronunciese: Elvaira)
Cassandra Peterson.
Es decir, Elvira sin maquillaje.
Resulta fascinante lo que puede lograr
el maquillaje, una peluca y un personaje.
Cuando sonreía, lo hacía como Shirley McLaine. Guiñaba sus ojos azules y alargaba las comisuras de la boca.
Llevaba el pelo cortísimo, de punta y teñido con henna. Como era muy rubia, le quedaba un rojo-naranja fortísimo. Muy bonito y fácilmente identificable en la multitud.
Como el que lució Annie Lennox una temporada. Pero algo más largo por arriba.
Además, tenía las nalgas durisimas. Podría, si se lo hubiera propuesto, cascar nueces usando sus nalgas.
Nuestro grupo de amigos siempre nos reuníamos en casa de alguno de nosotros a tomar el té. Las copas venía más tarde. ¡No se vayan a pensar que éramos como recatadas damas victorianas!
No. No eramos precisamente así.
Aunque nos vestíamos a la moda,
nuestras conversaciones eran más sucias.
Y nos reíamos más fuerte.
Cuando Carol estaba sola, leía. Siempre llevaba un libro en el bolso. Y fumaba. Tabaco también. Además leía el PLAYBOY americano. Sí, lo leía. Le gustaban sus artículos. Y todo el mundo sabe que esa revista, además de por las fotos de sus bellas señoritas, es famoso por sus serios artículos firmados por importantes plumas.
Por supuesto, sólo podías hablar con ella en inglés. Mi dominio del idioma en esa época (incluso ahora), era limitadísimo. Cuando nos reuníamos todos con una taza de té en la mano, yo sólo escuchaba. Mi pobre inglés y mi tremenda timidez, me impedían abrir la boca. Carol pensó que yo no podía mantener una conversación en su idioma. pero cuando contaba algo divertido, yo me reía más alto que nadie. Y ella me miraba sonriendo y hacía un mohín como diciendo: "I know that you know..." ("Sé que tú sabes...").
Un tarde, todos quedamos en el Café Gijón, donde también nos reuníamos de vez en cuando.
Clive McCartney, Solitary Figure, Cafe Gijon, Madrid
Este antiguo café situado en el paseo de Recoletos, cerca de Cibeles, es popular por haber sido siempre lugar de encuentro y tertulias de escritores y actores célebres españoles.
Manuel Vicent, Maruja Torres y los actores
Álvaro de Luna y Manuel Alexandre, entre otros,
en 1987.
Uno a uno y por diferentes motivos, todos cancelaron la cita. Sólo aparecimos Carol y yo. Creí sufrir un síncope. ¿Cómo nos íbamos a entender? Yo nunca había hablado con ella. A los dos minutos después de sentarnos en una de las mesas de mármol, yo ya estaba contándole mi corta y poco interesante vida y luego ella a mí, la suya. Me solté tanto, que cuando le pedíamos otro té al camarero, lo hacía en inglés. El tiempo voló. Disfruté mucho de esa tarde hablando y entendiéndome con Carol. También disfruté de esa época. Amigos divertidos, tés, copas,vida social, fiestas y discoteca.
Carol iba aprendiendo un poco de español. Aprendió a decir "Bocata de camalares". Un amigo cabrón, se lo enseñó así para hacernos reír cada vez que se antojaba de uno.
¿Verdad que apetece un bocadillo de calamares?
Un día, en una de esas conversaciones espontáneas y naturales que surgen, mi hermano comentó, así, como quien habla de Delacroix, que la posición más natural para... ir al baño, por decirlo finamente (hablar de esto y bocadillos de calamares a la vez, no me está pareciendo muy correcto, pero... seguro que ya no apetece tanto lo de los calamares), era hacerlo en cuclillas. Lo aprendió en Londres. Que no se diga que los españoles somos raros.
Así, como en el campo. Anatómicamente hablando, es lo ideal. En esa posición lo ha hecho el ser humano hasta que nos pusimos finos y civilizados y se inventó el w.c. El bidé, vendría después.
Antigüo w.c. público (!!) en Grecia.
¿Este modelo no dan ganas de ponerlo en el salón?
La única posibilidad de hacerlo así, en el mundo actual, es subirte a la taza y colocarte en esa posición. Carol se quedó impresionada y muy interesada y prometió que lo probaría. Y lo hizo. Al día siguiente, estando paseando sola por Madrid, sintió un apretón (¿Resulta fino decir "apretón"? Espero que sí, por que ahora mismo, no se me ocurre otra manera más correcta de llamarlo). Corrió a un bar. Pidió un bocadillo de caMALAres y voló al baño. Se subió a la taza, se colocó en cuclillas... y la taza se volcó. Ella casi se mata. Comenzó a salir agua a raudales y se inundó el baño. Un camarero aporreó la puerta, preguntando que ocurría. Carol, con su escaso conocimiento del castellano, intentó aparentar tranquilidad y calmar al camarero. Cuando pudo, huyó a la calle como si la persiguiera Atila y su ejército.
Atila por Delacroix (¡Que casualidad!)
Nosotros, al escuchar su peculiar aventura, sentimos una tremenda lástima y nos partimos de risa. ¡Pobre! La culpa es de la mala sujeción de ese artilugio en ese bar. No estaban al tanto de cual es la mejor posición para determinadas cosas.
Recuerdo que en nochebuena, mi madre (la misma que hoy se ha echado a llorar, al no reconocerse en el espejo por culpa de la mierda del Alzheimer. O tal vez por que se ha reconocido) se entristeció de que Carol pasara esa noche sóla en Madrid. Dijo que viniera a casa a cenar con nosotros.
Carol decía que Pilar, mi madre, era su mamá española. Se tenían cariño. Aún siendo de Australia y Segovia, respectivamente. Y de no entender ninguna una palabra, especialmente Pilar, de lo que decía la otra.
Mientras Oliver, mi madre y yo preparábamos la cena en la cocina, Carol y mi padre (también segoviano de toda la vida) se quedaron solos sentados en el sofá del salón. Al rato, caímos en ese detalle, entramos y nos encontramos a mi padre haciéndole preguntas sobre Australia a Carol. Los dos, en animada conversación. Según ella, se entendían perfectamente. Nos quedamos pasmados.
Ayers Rock. Así de duras eran las nalgas de Carol.
Dot and the Cangaroo
Yo, algún día, intentaré conseguir unas nalgas firmes y duras caminando por Madrid, mientras inevitablemente, pensaré en ella.
Un beso, Carol.
BLOGGEr me está puteando. Llevo desde ayer corrigiendo este post. Me desaparecen o descolocan párrafos, fotos...
ResponderEliminarHe tenido que volver a copiar todo el post y hacer uno nuevo.
Copio aquí los comentarios que amablemente me dejásteis por que desapareceran.
comentarios:
CARMEN dijo...
Cruzo los dedos y toco madera.... Con esto del ciberespacio Carol podría encontrarse con este bonito post y un antiguo amigo.
Soy nueva por aquí, ando cotilleando tu blog y quería decirte que me gusta, unos cosas más y otras menos (que le vamos a hacer). Comparto contigo el respeto por los animales y el amor sin condiciones por mi cuadrilla. Tus chicas son DIVINAS!, más al natural, y ese lunar de Tallulah al lado de la nariz......
Sigue así.
Un abrazo
29 de agosto de 2011 11:12
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ALBERTO dijo...
CARMEN:
Mucha casualidad sería que Carol se encontrara con este post. Pero nunca se sabe.
Comprendo que unas cosas de las que ves en este blog, te gusten más que otras. Sería mucho pedir que os gustara todo lo que publico. Cada uno es cada uno.
Muchas gracias por lo que dices de mis chicas y por ser una nueva seguidora.
Un beso.
29 de agosto de 2011 19:33
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GEN dijo...
¡Jo, Alberto, como he disfrutado leyendo la historia de Carol! Ojalá logres encontrarla algún día y pueda leer esto, seguro que se emocionará.
Bss!
GEN:
ResponderEliminarNo sabes como te agradezco que me digas que has disfrutado con este post. Siempre que escribo recuerdos de este tipo, pienso que no deben de interesarle a nadie. Que no tiene sentido hacer este tipo de entradas. Por eso, agradezco muchísimo que me digas que sí ha merecido la pena.
Lo de volver a tener noticias de Carol... lo veo difícil de creer. Aunque nunca se sabe!
Un beso y gracias otra vez.
Te debo una visita seria a tu blog. Lo he pisado varias veces pero siempre con prisa y no es plan.
En realidad, Sara Sánchez dijo...
ResponderEliminarA mi también me ha gustado la historia de Carol, me gusta como rememoras los tiempos pasados, lo haces de una manera muy divertida.
Me ha hecho gracia la descripción de su pelo, yo también lo llevé exactamente así de más jovencilla, con la henna, jeje.
Y bueno, nunca se sabe quien puede llegar a tu blog, tu casualmente tienes en tu lista de blogs favoritos el de una chica que conozco personalmente y que casualmente también vive en Australia. Espero que os podais reencontrar algún día no muy lejano.
Un besazo
29 de agosto de 2011 23:25
Read more: http://misgalgasyoy.blogspot.com/2011/08/mi-amiga-carol-y-la-importancia-de.html#ixzz1WT4viPSe
SARA:
ResponderEliminarBLOGGER me está volviendo loco desde ayer, con esta entrada. Esta noche, sólo tenía el título y la primera foto. ¡En fín!
Muchas gracias también a tí por decirme que te ha gustado. ¿No parecen como batallitas del abuelo? Después de escribirlas, pienso que no le puede interesar a nadie más que a mí. Y me gusta que te parezca divertida la forma de contarlo. Nunca puedo ser completamente serio del todo.
¡Yo también fuí del club de la henna! Me pasé años con el pelo rojo. A mí no me quedaba naranja por que soy castaño. Y también lo llevaba de punta. Luego lacio, pero también con henna. Al sol es increíble. Aunque hoy en día, con los tintes que existen... Aún recuerdo el olor de la henna húmeda y todo el ritual. ¡Que tiempos!
la chica que conoces y vive en Australia, no será Spooky! La conozco sólo de mutuos comentarios desde hace meses. Es una chica muy maja. Incluso, copiaba entradas de mi blog de los perrillos a su blog. O no es Spooky!
Muchas gracias y un beso.
Querido Alberto: imagino que Carol, si ha topado con tu entrada -cosas más raras se producen en las redes misteriosas del ciberespacio- estará como loca haciendo sentadillas para no defraudarte si acaso sus nalgas han experimentado algún punto de decadencia o flacidez pues desde los 70 algo ha llovido (si bien se nos ha pasado como un soplo) y por cosas extrañas de la biología esta contingencia bien ha podido suceder.
ResponderEliminarBlogger te castiga por haber tenido la insolencia de exponer las nalgas del señor Van Damme en las miniaturas.
(Este comentario ha sido interrumpido porque Sófocles, que ahora se revela con vocación de fakir, se estaba zampando con fruición una maceta con cactus incluido). Supongo que Blogger a cada uno le impone un castigo a su medida. ¡¡¡Y que yo no me entere que le pegas a Oliver, so abusón!!
(¿Será Mara vuestra amiga?)
ResponderEliminarBesillos.
Alberto, sí, es Spooky, es amiga de mi exnovio, y hace unos años que vive en Australia y a España viene poco. Pues sí que es maja, una lástima que no la conozca demasiado por eso.
ResponderEliminarBesos
ARQUEPE:
ResponderEliminarSí que ha llovido desde los 70. ¡Ultimos 70! Carol era mayor que yo y a estas edades, la naturaleza es muy cruel. Lo digo por propia experiencia. En cualquier caso, no creo que ella encuentre esta humilde nostálgica entrada.
¡Creí que te gustaba ver el culo de Monsieur Van Damme! De rtodas formas, este blog está lleno de fotos mucho más disturbadoras que esas nalgas duras. No debería ser castigado por mostrar unas nalgas. ¡Y duras, menos!
Pobre galguita Laertes... Lo del cáctus, es más preocupante. Ojo con ella.
Y no te preocupes por Oliver. ¡pero si cuando le arreo le dá la risa!
No sé quien es Mara. Pero al final, resulta que es Spooky, una gran animalista, cosa que no soy yo.
Un beso, Doña Arquepe. Y muchas gracias. (Lo de Doña, es por respeto a la edad).
SARA:
ResponderEliminarSabía que tenía que ser Spooky. Muy concienciada y coherente con el tema de los animales. Incluso vegana convencida. Cosa que yo aplaudo y me causa sonrojo.
Un beso.