Gana lleva en brazos el cadáver de su hijo, llamado Claudio, del que no se separa desde que falleció el pasado 16 de agosto en el zoológico de Münster (Alemania).
Apoyada sobre una roca, la gorila Gana coge de la mano a su cría muerta. Claudio murió hace pocos días por causas desconocidas.
No se ha podido hacer la autopsia de la cría porque su madre se resiste a desprenderse del cuerpo.
Se ha observado en los gorilas la costumbre de realizar ciertos ritos fúnebres y de llorar por los miembros del clan cuando mueren.
Copiado de: http://www.publico.es/ciencias/144864/el-luto-de-una-madre-gorila
Esto ocurrió en el 2008, pero me ha impresionado tanto como entristecido y he querido ponerlo aquí.
Una véz más, tengo que decir que aún hay mucha, demasiada gente, que piensa que los animales no tienen sentimientos. Ni sienten ni padecen. Yo más bién diría que las personas capáces de sostener esa idea, son los que no deben de estar muy sobrados de sentimientos y de sensibilidad. Y de inteligencia, tampoco.
Copio: http://www.publico.es/ciencias/145714/tienen-los-animales-sentimientos
¿Tienen los animales sentimientos?
El caso de la gorila que vive aferrada a su cría muerta ha reavivado el debate sobre la capacidad animal de sentir.
En el zoo de Münster (Alemania) vive Gana, una gorila que ha pasado varios días sin desprenderse del cuerpo sin vida de su bebé. Esta aparente muestra de sentimiento animal, y las impresionantes imágenes que muestran a la desesperada madre tratando de reanimar a su cría, han llamado la atención de medios de comunicación de todo el mundo y han desempolvado la vieja discusión sobre si los animales se emocionan como los seres humanos.
En el caso de Gana, además, los expertos creen que ella misma podría haber provocado la muerte de su cría, algo que no podrán confirmar hasta que la madre se separe del bebé y puedan hacerle la autopsia.
Lo que no dudan en el zoo alemán es que estos animales tienen y muestran sus sentimientos. “Lo expresan en su rostro con un gesto parecido al nuestro”, afirma uno de los biólogos que cuidan a Gana.
“Puede que llamarlo tristeza sea una manera de humanizarles, pero sólo así podemos entender su comportamiento ante la ausencia de una prueba empírica”, asegura el experto.
El veterinario Gonzalo Fernández –director técnico de la empresa que gestiona del Biopark de Valencia y el zoo de Fuengirola– lo tiene claro: los grandes simios no sólo tienen sentimientos sino que son perfectamente conscientes de la vida y la muerte. “Los homínidos [gorilas, orangutanes y chimpancés] sienten un afecto por sus crías más allá de lo hormonal y un cariño humano por sus compañeros de manada”, señala Fernández.
El veterinario, que lleva 20 años trabajando con estos animales, explica que lo ocurrido en Münster es bastante frecuente. “Su comportamiento cambia al fallecer uno de ellos, y eso significa que entienden la muerte”, asegura. El biólogo cree que otros animales, como perros y gatos, también sienten la muerte de sus crías, pero las emociones de los homínidos se acercan más a las humanas. “Los procesos son más complejos cuanto mayor es la inteligencia”, añade el experto.
Así lo cree también Enrique Sáez, biólogo y veterinario del Zoo Aquarium de Madrid. Para él, la reacción de muchos animales ante la muerte de sus crías (dejar de comer, cargar con ellas o aislarse de la manada) implica que sienten su pérdida. “Y, probablemente, ese sentimiento sea muy parecido al nuestro”, afirma. “Pero sería un grave error juzgar como acto de maldad que una gorila mate a su cría, porque no podemos extrapolar conceptos morales a la conducta animal”, sentencia.
Además, Gonzalo Fernández explica que es bastante posible que Gana haya causado la muerte de su cría si desde pequeña no ha aprendido a criarla. “Cuidar de los hijos no es instintivo, se aprende de los padres”, comenta Fernández. Si los progenitores de Gana fueron capturados antes de conocer el proceso de cría, ella no sabría hacerlo y podría rechazar a su bebé.
Alegrarse por la suerte de otros, además, es algo que no sólo les ocurre a los humanos: también sucede entre primates. Así lo revela un estudio de investigadores del Centro de Investigación en Primates Yerkes de la Universidad de Emory (EEUU), que muestra cómo a los monos capuchinos les satisface observar la felicidad de sus compañeros cuando éstos reciben comida. Un comportamiento pro-social basado, según los investigadores, en la empatía.
Este trabajo, publicado en la revista PNAS, es por tanto uno más de los descubrimientos que muestran que, como asegura Gonzalo Fernández, “los animales son mucho más complejos de lo que creemos”.
- Los cetáceos (como las ballenas o los delfines) desplazan el cadáver y lo empujan para intentar mantenerlo a flote.
- Los chimpancés se agrupan en clanes que practican la guerra organizada entre ellos para defenderse, conquistar los territorios de los grupos rivales o luchar por las hembras de su especie.
- Las cebras, como otros muchos animales, huyen cuando uno de los miembros de su manada es asesinado, ya que temen perder también su vida.
En el caso de Gana, además, los expertos creen que ella misma podría haber provocado la muerte de su cría, algo que no podrán confirmar hasta que la madre se separe del bebé y puedan hacerle la autopsia.
Lo que no dudan en el zoo alemán es que estos animales tienen y muestran sus sentimientos. “Lo expresan en su rostro con un gesto parecido al nuestro”, afirma uno de los biólogos que cuidan a Gana.
“Puede que llamarlo tristeza sea una manera de humanizarles, pero sólo así podemos entender su comportamiento ante la ausencia de una prueba empírica”, asegura el experto.
Conscientes de la muerte
El veterinario, que lleva 20 años trabajando con estos animales, explica que lo ocurrido en Münster es bastante frecuente. “Su comportamiento cambia al fallecer uno de ellos, y eso significa que entienden la muerte”, asegura. El biólogo cree que otros animales, como perros y gatos, también sienten la muerte de sus crías, pero las emociones de los homínidos se acercan más a las humanas. “Los procesos son más complejos cuanto mayor es la inteligencia”, añade el experto.
Así lo cree también Enrique Sáez, biólogo y veterinario del Zoo Aquarium de Madrid. Para él, la reacción de muchos animales ante la muerte de sus crías (dejar de comer, cargar con ellas o aislarse de la manada) implica que sienten su pérdida. “Y, probablemente, ese sentimiento sea muy parecido al nuestro”, afirma. “Pero sería un grave error juzgar como acto de maldad que una gorila mate a su cría, porque no podemos extrapolar conceptos morales a la conducta animal”, sentencia.
Además, Gonzalo Fernández explica que es bastante posible que Gana haya causado la muerte de su cría si desde pequeña no ha aprendido a criarla. “Cuidar de los hijos no es instintivo, se aprende de los padres”, comenta Fernández. Si los progenitores de Gana fueron capturados antes de conocer el proceso de cría, ella no sabría hacerlo y podría rechazar a su bebé.
También sienten empatía
Este trabajo, publicado en la revista PNAS, es por tanto uno más de los descubrimientos que muestran que, como asegura Gonzalo Fernández, “los animales son mucho más complejos de lo que creemos”.
Distintas reacciones ante la muerte
- Cuando muere un miembro de la manada, los elefantes velan el cuerpo sin vida. A veces incluso se quedan con un pedazo de algún hueso del compañero que han perdido.- Los cetáceos (como las ballenas o los delfines) desplazan el cadáver y lo empujan para intentar mantenerlo a flote.
- Los chimpancés se agrupan en clanes que practican la guerra organizada entre ellos para defenderse, conquistar los territorios de los grupos rivales o luchar por las hembras de su especie.
- Las cebras, como otros muchos animales, huyen cuando uno de los miembros de su manada es asesinado, ya que temen perder también su vida.
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