Lolita
El jueves tuve que recoger una muestra de orina de mi Lolita. Le han hecho una ecografía del corazón, un electro y un análisis de sangre. Faltaba el análisis de orina para descartar cosas. Me dio un susto terrible hace unos días. Después de una carrerilla de nada, como diez segundos, al parar, vino hacia mí moviéndose como si estuviera borracha sobre la cubierta de un barco en una tormenta. Se desplomó y no se podía levantar. Era como un ataque epiléptico a cámara lenta. El cielo se derrumbó sobre mi cabeza. Permanecí como unos quince minutos acariciándola y diciéndole que no se preocupara (ya estaba yo preocupado por los dos) y que todo iría bien. La llevé a casa en brazos, la dejé sobre mi cama y al cabo de unos minutos, ya parecía bastante recuperada. Yo no. En esos momentos, te das cuenta de que no podrías soportar que le pasara algo y te quedaras sin ella. Ella no lo merece. Creo que yo tampoco. Es demasiado valiosa para mí. Para mi hermano y para mí.
El veterinario me dice que ha sido un amago de pequeño infarto. Tiene un ligero soplo al corazón. No será medicada a no ser que le ocurriera con más frecuencia. Los galgos tienen un corazón enorme (no es una novedad, lo sé). Sus corazones son unas máquinas asombrosas que funcionan a tope cuando echan a correr. Lolita arrancó a correr de golpe y su delicado corazón, no respondió a ese tremendo esfuerzo.
Por la noche, con su cara pegada a la mía, sobre la almohada de mi cama, pensé que poder disfrutar de la compañía y amor de mis galgas, era una bendición. Que ver dormir a Lolita a mi lado, era el mejor momento del día. Sé que esto lo comprenderéis muchos de los que leáis esto (los que no, más vale que no perdáis el tiempo leyendo este post). Es un tremendo privilegio disfrutar de su existencia. Algo que alegra mis días. Por esa razón, sería devastador que les pasara algo grave.
Lolita y Tallulah
Cuando recogí esa muestra de orina de Lolita, para el análisis, siguiéndola por el patio con el tarrito destapado en la mano, esperando que se dignara a colaborar, una vecina me dijo que había dejado escondido bajo la hiedra a un pájaro que se había metido por el tubo de la campana extractora de su cocina, esperando que se recuperara. Era justo donde hay un grifo y acababa yo de lavarme las manos (!). Al ir yo a mirar, vi que había un pobre vencejo empapado y oculto por la hiedra. Me lo subí a casa.
Por si alguien no lo sabe, los vencejos no pueden remontar el vuelo desde el suelo.
Son unas aves preciosas que se pueden ver especialmente por las mañanas y al atardecer revoloteando por el cielo de Madrid.
Pasan su vida en el aire, a excepción del momento de criar, una vez al año. Esto quiere decir que nunca se posan el suelo. Duermen mientras vuelan a 2.000 metros de altura. Incluso se aparean en el aire.
Y vuelan con el pico abierto para atrapar insectos. Son fascinantes. Y un placer increíble el tener uno en tus manos. Piensas en su fragilidad y en lo fácil que sería, para una mente enferma, hacerles daño.
Me propuse intentar sacarle adelante. Lo primero que hice fue lavar toda la grasa sólida acumulada en sus plumas, lo cual no fue fácil. Tuve que usar lavavajillas y aclararlo bien con agua templada y con mucho cuidado bajo el grifo. Luego le sequé y le puse al sol. Yo creo que le vino muy bien, pues se relajó y dejó de tiritar, cosa que hacía desde que le saqué bajo la hiedra. Luego mi hermano le dio unos minúsculos trocitos de carne humedecidos en agua. Al poco rato estaba animadísimo el pobre. Le metí en un contenedor de plástico con muchos agujeros, sobre un trapo y lo cubrí con un libro. Al día siguiente y después de haber comido varias veces, ya estaba revoltoso dentro del contenedor. Al aterdecer y cuando el cielo ya estaba plagado de vencejos, decidimos soltarle.
Le lanzó mi hermano desde la ventana, hacia el cielo y el ver como salió volando mezclándose con los demás vencejos, me hizo inmensamente feliz. Fue un momento mágico.
Apenas se aprecia, pero ese punto negro en el centro de la imágen, es un vencejo.
Multitud de vencejos volando. Ya no es posible adivinar cual es él.
Me pasé la tarde asomándome a la ventana y mirando hacia el cielo viendo a los vencejos volar. Un enorme placer. Algo que merece la pena de sentir y vivir. Ese que había estado en mis manos, volaba ahora libre en el cielo. Solo espero que no se vuelva a meter en problemas.
Al día siguiente, asomarme a la ventana y mirar volar a los vencejos, fue lo primero que hice.
Ver que Lolita sigue conmigo y que hemos salvado a un pobre vencejo, hace que te alegres mucho. Eso es felicidad.
Que entrada tan preciosa alberto, tan llena de amor.
ResponderEliminarMe alegra que todo haya salido bien finalmente, y seguramente lo de Lolita sea un susto tonto, te lo digo porque mi padre tiene un perro al que le pasó algo parecido hace años y no le volvió a pasar (a mi también me pareció un ataque epilépsico en su momento), y tiene unos 12 años.
Seguramente a Lolita le queden unos cuantos años para que la grandeza de su corazón la utilice para daros cariño y acompañaros a tu hermano y a ti.
Besos
Todo ha salido bien. No es el primer vencejo que rescatamos, este debe de ser el quinto, pero sólo cuatro volvieron a volar. Y Lolita... tengo que darme cuenta de que va a cumplir nueve años y tendrá que vivir más relajada y sin tantas carreras. Tiene el aspecto y a pesar de todo, actitud, de una galga joven y enérgica.
EliminarMe alegro que el perro de tu padre no volviera a pasar por eso y esté bien.
Muchas gracias.
Besos.
Me ha encantado tu entrada. Aún sin conocerte, soy consciente del profundo amor que tienes a tus perras (exactamente igual que el que tengo yo por Irati) y que lo pasarías fatal si algo les pasara. Y lo del vencejo te honra, claro que si. Yo he tenido que echar al aire a varios vencejos que me he encontrado en el suelo. Es un placer poder tener en tu mano a una de las aves que mejor vuelan, pura aerodinámica y unos ojos preciosos. Los vencejos me devuelven a la niñez, a las tardes de verano que me pasaba mirando la cielo y eligiendo un vencejo para seguirlo con la mirada e intentar no perderlo de vista. En Pamplona conozco un lugar elevado en una muralla desde donde te pasan por encima de la cabeza, casi rozándote...es genial!!! Un abrazo y esperamos que lo de Lolita no se vuelva a repetir!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Alber. Quiero a mis galgas como creo que debe de quererse a un animal que es miembro de tu familia más directa y que incluso, puede tener menos defectos que algunos. Tú queriendo a Irati como lo haces, lo entenderás bien.
EliminarNo sé si me honra ayudar a un vencejo. Creo que es lo que se debe de hacer, ayudar a alguien inocente que lo necesita. Por eso resulta una gra alegría ver que se recupera y vuela libre. Es verdad que son muy aerodinámicos y con unos ojos impresionantes. Eso es una prueba más de que es algo que es necesario que viva y disfrute todo lo posible, su belleza es un plus. Tiene que ser fantástico verlos volar en lo alto de esa muralla, tan cerca de ellos.
Muchas gracias.
Un abrazo.
Madre de Dios, Alberto...menudo sustazo lo de Lolita. Me recuerda a mi un percance parecido que tuve con Iru. Estaba malin con una gastritis brutal y le debía de doler mucho el estómago, pues igual, se me desplomó y yo a diferencia tuya no podía levantarlo. Cuando por fin lo hizo respiré...y el vete nos dijo que posiblemente había sufrido un dolor de estómago muy intenso. Es cierto que él lloraba, y yo sola...madre que mal lo pasé. Espero de verdad que lo de Lolita no se vuelva a repetir. Que sólo se quede en el susto y que se recupere totalmente.
ResponderEliminarY que guapo que hayáis podido recuperar al vencejo. Me ha sorprendido un montón las cosas que nos cuentas cómo lo de que duermen y se aparean en el aire...no tenía ni idea. Está bien saber. Me ha sorprendido el tamaño de sus ojos, son inmensos...
Que Lolita reciba de nuestra parte un montón de mimos y achuchones terapeuticos, y si le apetece se puede unir al batallón perruno que se va a ir al balneario, pa ver si nos los arreglan a todos y nos los dejan cómo nuevos...( Anda que no iba a ir ella ancha entre los tres mosqueperros...¡ la envidia iba a ser...!)
Me ha encantado el post de hoy...me da vuelo...
Besinos.
Sí que fue un gran susto lo de Lolita. Ahora, cuando la veo que echa una carrerita de nada, se me encoje el corazón. Lo pasas fatal, entre otras cosas, por que ignoras lo que le está ocurriendo, aunque yo deduje que era algo de corazón o cerebral. Yo pude levantarla (pesa 33 kilos!) pero al estar en el suelo y teniendo yo las rodillas de un anciano, el que no se podía levantar, con el añadido de su peso, era yo. Menos mal que bajó mi hermano. Yo levanté a Lolita y él a mí :)
EliminarYo también espero que nuestras mutuas criaturas no nos den más sustos. Yo na no estoy para sustos.
Me alegra que te guste lo de los vencejos, son animales tan preciosos como curiosos. Es fascinante conocer como son.
¡Yo también me apunto a lo del balneario!
Reparte muchos besos.
Gracias.
Eso me ha dicho el veterinario, que la vigile y no le deje que eche a correr de golpe. ¿¡A un galgo!? Me ha tranquilizad el que me dijera que no tiene por que volverle a pasar y si sucediera, que la deje tranquila, como hice y que se recupere poco a poco. Pero es vivir en un ay!
ResponderEliminarEs muy bonito eso que dices de que el vencejo me lo agradece desde arriba.
Muchas gracias.
Un beso.
¡Que bonita historia!
ResponderEliminarMuchas gracias, Gudulina, por decirme que te parece bonita esta historia. La hace bonita el final feliz, allí en las alturas.
EliminarBesos.
Que guay lo del vencejo, hace poco en el trabajo también rescatamos a un pajarillo, no se de qué raza, no se de animales tanto como Alberto y tú. Se chocan con los cristales de espejo de la oficina y se quedan atontados... pero como tu dices es algo que se debe hacer.
ResponderEliminarMe acuerdo que un día tras volver del veterinario con Irati, después de hacerle unas pruebas yo pensaba que ya había expulsado la anestesia porque comía y estaba bastante animada, pero oye se pegó la tarde como un trapillo en el sofá y yo pensando que le pasaba algo grave, pensando en llamar al veterinario de repente se le escapó el chorrillo y volvió a la vida. Menos mal, porque la verdad es que pasa fatal no sabiendo que les ocurre. A veces pienso que es mejor que no hablen pues perderían su encanto, pero hay ratos queeee.... y cuando Irati duerme conmigo apoyándome su cabecita suave y se da la vuelta conmigo para seguir apoyándola... es una sensación que no se paga con dinero.
Pobres pajarillos. Nuestra civilizada vida no para de causarles problemas. Si no es el tubo de una campana extractora, es un cristal espejado. Somos un contínuo peligro para la naturaleza.
EliminarLos animalillos expulsan la anestesia, como los humanos, con el pis, por eso se espabiló con ese chorrillo :) Es verdad que se pasa muy mal cuando no sabes que les ocurre. Un niño te dice que la duele la tripa, pero un perrillo o gatillo, es una incógnita. Un día, se pararon dos señoras en la calle a acariciar a mis galgas y una dijo: "Solo les falta hablar", a lo que la otra señora soltó: "¡Noooo! ¡Que se parecerían a nosotros! ¡Eso sería horrible!" Me hizo muchísima gracia.
No se paga con dinero la sensación de dormir con estas criaturas pegadas a ti. Todo lo que emanan es bueno, algo grande, un privilegio único. Antes de mis galgos tuve un siamés y sé muy bien eso de sentirle pegado a ti en la cama.
Muchas gracias, Ester.
Un beso.
Uauuhhh!! Que maravilla, me ha encantado y también me ha hecho tremendamente feliz la historia. Saber que le has salvado la vida a un "simple" (como dirían algunos) vencejo, por pequeño que sea y por pequeña que sea al anecdota me emociona tanto... Son estas pequeñas cosas las que hacen grande la vida.
ResponderEliminarEspero que Lolita se haya recuperado del todo, ¡os lo mereceis los dos!
Un besazo
Muchas gracias, Sara. Gracias por decirme que te ha gustado. Me alegro mucho. Lo dramático es que hay personas que lo que les hace felices, es lo contrario, disparar pajarillos u otros animales, es decir, acabar con ellos. Cundo lo grande es ayudarles y dejarles que disfruten de la vida.
EliminarUn beso.
¡Susana, por Dios! ¡Me vas a hacer llorar! ¡Yo para estas cosas tengo la sensibilidad de una abuela! Doy gracias a que tengo Kleenex a mano.
ResponderEliminarPrecios, precioso lo que dices.
Gracias y besos.
Yo he vivido siempre con gatos. A "mi" primera gata, Susan, la tuvimos que sacrificar porque después de operarla de un cáncer de mama se le extendió al pulmón. Mi madre, que nunca ha sido animalista, sólo lloró tanto por la muerte de sus padres y de su marido. A Bunny lo tuvimos que sacrificar porque tenía SIDA felino. Me alegro de que Lolita esté sana y que siga así por muho tiempo. :-)
ResponderEliminarSiento el final de Susan y Bunny. Es muy triste verles terminar así. Pero seguro que tuvieron una gran vida a tu lado. Al siamés del que hablo más arriba, Keaton, también tuvimos que sacrificarle con bastantes años. En una semana perdió muchísimo peso. Se quedó en los huesos, pero con una barriga tremenda. No había solución. Es curioso y significativo lo mucho que se les llega a querer. Incluso tu madre sin ser tan animalista.
EliminarMuchas gracias, Josu.
Abrazos.
Alberto, tienes corazón de galgo, que lo sepas!
ResponderEliminarEspero que Lolita vaya mejor.
Besos!
No me puedes decir mejor cosa. Me lo tatuaré :)
EliminarLolita sigue bien.
Muchísimas gracias.
Besos.
¡Menudo susto! Menos mal que todo quedó en eso y que Lolita está perfectamente. La historia del vencejo me ha dejado un sabor agridulce; te explico, cuando era muy jovencilla recogí a un vencejo que estaba tirado en el suelo de la calle y al que la gente que pasaba miraba con desprecio y asco (¿cómo puede ir bien un mundo donde hay quien mira así a una criatura tan preciosa e indefensa?) e intenté hacer lo mejor que creía para él. Desgraciadamente yo no sabía nada de vencejos, de que no pueden alzar el vuelo desde el suelo, así que pese a mis "excelentes" cuidados,la desdichada ave murió en dos días. Han pasado muchos años y afortunadamente he aprendido mucho sobre aves y sobre la vida en general, pero aún hoy se me saltan las lágrimas al recordar a esa pobre criatura que falleció por mi ignorancia...
ResponderEliminarBss!
los años nos van pasando factura a todos y la pobre LOLITA no podia ser menos,habra que explicarle que vuestros paseos deben ser mas tranquilos,aunque ya te digo por experiencia que no es facil,mi abuelita guizma tiene el corazon tres veces mas grande de lo normal,pero se le olvida y echa sus carreritas de pronto se para y se tira de lado con su lenguita casi azul ,ella no quiere ser mayor ahora que es feliz en una casita ,cree que es una cachorrita y sabes yo no le llevo la contraria,cuidaros mucho .posdata he leido que Nayr no te puede mandar mensajes por no contaminarte el ordenador
ResponderEliminarPobre. Pero como dices, ha pasado sus últimos momentos protegida y cuidada, aunque sé lo frustrante y triste que resulta que no salgan adelante.
ResponderEliminarHace tiempo, un frío día de invierno, me encontré un periquito precioso tirado en el suelo en el parque. Parecía una preciosa joya, tan verde vivo, tirada en el barro. Me lo guardé dentro de la cazadora y me lo traje a casa. Lo abrigué y cuidé y me fu a la cama pensando que al día siguiente iba a correr a comprarle la jaula más bonita que encontrara. Cuando me levanté, Oliver me dijo que había muerto durante la noche. Lloré como si hubiera vivido conmigo 14 años.
Que pobres. Lo siento mucho.
Besos.
Alberto, que bonito eres por dentro
ResponderEliminarme alegra que existas
mil besos de todos nosotros (ahora en mi casa hay un gato mas, y un pajaro menos, se lo ha comido, en fin)
Muchas gracias, pero no estoy tan seguro. Antes, por lo menos era bonito por fuera :)
EliminarSiento muchísimo lo de es pájaro menos. En fin.
Mil besos para todos vosotros.
Y mil gracias.
En realidad, soy yo, Alberto. Oliver está viendo la tele.
EliminarAlberto, que bonito eres por dentro
ResponderEliminarme alegra que existas
besos de todos los de mi casa (ahora hay un gato mas, y un pajarito menos, porque se lo ha comido)
Alberto,te adoro!!! bendito el día que encontré tu blog ...como me gusta ese sentimiento hacía tus galgas...eso es amor !!!!Un beso enorme Lolita ..
ResponderEliminar¡Bendita seas tú! Muchísimas, muchísimas gracias.
EliminarBesos de Lolita, Tallulah y míos.