José de Sousa Saramago:
Escritor, novelista, poeta, periodista y dramaturgo portugués.
Miembro del Partido Comunista Portugués desde 1969.
En 1998 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura. La Academia Sueca destacó su capacidad para "volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía". (Wikipedia).
Saramago nos dejó hace dos días. Casualmente, pocos días antes, mi amiga Gladys de Guayaquil, Ecuador, me dejaba un comentario en la entrada de la galga Sofie. AQUI.
En ella, entre otras cosas, me decía esto:
Bien dijo José Saramago:
“Un animal no puede defenderse; si tú estás disfrutando con su dolor, disfrutando con la tortura, te gusta ver como está sufriendo ese animal...entonces no eres un ser humano, eres un monstruo” .
Entérese, Sra. Aguirre. Tanto que le gusta poner
de ejemplo a los escritores y pintores protaurinos.
Me emocionó por su sensatez y sensibilidad. Por supuesto, no puedo estar más de acuerdo con él. Me hace pensar, que evidentemente, Saramago se mereció el Nobel. Incluso, sólo por esa frase, se lo mereció.
Y por si alguien tiene alguna duda, otras perlas de Saramago:
“Dios, el demonio, el bien, el mal, todo eso está en nuestra cabeza, no en el cielo o en el infierno, que también inventamos. No nos damos cuenta de que, habiendo inventado a Dios, inmediatamente nos esclavizamos a él".
"Si a mí me mandasen disponer por orden de precedencia la caridad, la justicia y a bondad, el primer lugar se lo daría a la bondad, el segundo a la justicia y el tercero a la caridad. Porque la bondad, por sí sola ya dispensa la justicia y la caridad, porque la justicia justa ya contiene en sí caridad suficiente. La caridad es lo que resta cuando no hay bondad ni justicia".
"Tenemos medios para arreglarlo todo ¡No tenga la más mínima duda! Pero se invierten cantidades absurdas y astronómicas en armas mientras la gente se está muriendo de hambre. Yo a veces digo, y la gente se escandaliza, que para mí lo obsceno no es la pornografía, lo obsceno es que la gente se muera de hambre".
Contaba Saramago como su abuelo, consciente de que iba a morir, se despidió llorando y abrazando a cada árbol que tenía en su casa. Esto podría demostrar que la sensibilidad es hereditaria.
José Saramago
Azinhaga, Santarém, Portugal, 16 de noviembre de 1922
Tías, Las Palmas, España, 18 de junio de 2010
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