Por supuesto, le he dado las gracias, como en su día hice con Carlos por lo mismo. Os agradezco mucho a los dos vuestro interés. Se trata de un dibujo en el que aparecía Robin. Un galgo que perdí.
Le he contado a Nayr, en un comentario, la historia de Robin. Es esta:
El galgo del dibujo es Robin. Le adopté hace años y su historia, es como la de muchos perros abandonados. En el refugio me contaron que estuvo abandonado en Toledo durante un año. Cuando le recogieron, tenía sarna. Estaba en tan mal estado (todo su cuerpo era una costra, sin pelo), que pensaron en sacrificarle. Decidieron ver si salía adelante. Se recuperó. En el refugio, se pasó otro año sin que nadie le adoptara. Yo acababa de perder a Dimitri, un borzoi. Fuí al refugio a por un galgo. De 300 perros que tenían, 100 eran galgos. Era muy difícil elegir. Estaban todos sueltos en una especie de corral. Yo pedí que me dejaran entrar con ellos. Fué muy doloroso. Me sentí como la madre Teresa rodeada de pobres desvalidos. Todos los perrillos me rodeaban. Todos intentaban llamar mi atención. 300 perros rodeándome! no me eché a llorar por que ya lo hacían mi hermano y dos amigas que nos llevaron al refugio. Alguién tenía que mantener la calma. Mientras, mi hermano me llamó. Fuera del recinto donde yo estaba, un galgo atigrado gris y blanco, se había pegado a él y no se separaba. Era Robin. El nos eligió a nosotros.
Adoro esta foto.
Robin en el parque con nuestras queridas amigas
Pilar y Txiki.
A los seis meses de adoptarle, de repente, Robin se puso muy enfermo. No comía, no bebía y había sangre en sus cacas. Le hicieron todo tipo de pruebas y análisis. Tenía mál el estómago, el páncreas, los riñones... El año que pasó abandonado, debió de fastidiarle todo su interior. Me lo pusieron todo muy mal. Yo intenté sacarle adelante. Una semana en casa con suero. Cada día se encontraba peor. Al final hubo que dormirle. Era demasiado injusto mantenerle con vida para él y para nosotros. Me rompió el alma.
Una de las amigas que nos llevaron al refugio, es muy creyente. Yo no lo soy en absoluto. Ella, muy amablemente, tratando de consolarme me dijo algo así: "Piensa que Robin es tan valioso, tan maravilloso, que Dios lo quería con él." Yo le agradecí la intención, pero lo que no le dije, para no ofenderla, es que me parecía terrible su idea. Robin se pasó un año abandonado. Otro año en el refugio. Cuando yo le adopto y le doy una vida feliz... ¿Dios se fija en él y se lo lleva? ¿Por qué no lo hizo cuando estaba abandonado, enfermo y sólo? Esa idea religiosa del consuelo, simplemente no la entiendo.
Esta vida es muy injusta. Mi único consuelo es que pasó el final de su vida felíz. Todo el día en mi cama. No le faltó de nada. Sobre todo amor.