Señoras y señores, he terminado por perder la poca esperanza que tenía, en el género humano. No salgo de mi asombro, aunque a estas alturas, ya nada debería asombrarme ni sorprenderme. Desde hace años, muchos años, no ceso de repetir que no comprendo a mis supuestos semejantes, que por otro lado, cada día son menos semejantes míos. No me identifico con la gran mayoría de la Humanidad. Y que multitud de personas, decidan que quieren a alguien como Trump, como líder para gobernarles y tomar decisiones para su país, me enfada y aunque no me sorprende, sí me indigna. Me enfada y me deja perplejo. No doy crédito. Simplemente, no doy crédito; aunque ya digo que no me sorprende.
Estoy muy lejos de pensar como esa gente. Mis ideas, opiniones, gustos y forma de ser, están muy lejos de lo que ellos consideran acertado e ideal. Los necios abundan, eso es obvio. E incluso los que siguen y ponen en un púlpito o en un despacho oval, a un reaccionario, arrogante y ególatra bufón. Esos necios, no evolucionan y parece que no razonan, comprobando sus decisiones. Es muy significativo que Trump no haya ganado en ningún lugar con más de un millón de habitantes. Él ha superado a Hilary Clinton, en todos los condados, lo cual quiere decir, que la américa profunda vive en otra dimensión. Una dimensión arcaica, embrutecida y lamentablemente triste. Me hace pensar que no se debería permitir el voto a los gañanes que viven lejos del siglo XXI. Si apoyan las ideas de alguien como Trump, su bajo cociente no debería permitirles votar. Y me escandaliza, que tantos emigrantes y mujeres, le apoyen, especialmente, en un país, donde a excepción de los indios norteamericanos, todos (¡TODOS!) son emigrantes.
Oí hablar a una ciudadana, mujer y emigrante, decir que la vida privada de Trump era irrelevante, para decidir votarle. Sería irrelevante si su pasatiempo favorito fuera tricotar, llevar ligueros bajo los pantalones o que detestara la pizza, pero no sus actos y opiniones que dejan pasmado a medio mundo, con un mínimo de sentido común y razonamiento.
Y tampoco me sorprende, que tanta gente apoye a Trump, cuando aquí mismo, Rajoy sigue alcanzando la mayoría, hoy mismo. Lamentable. Muy lamentable. Y dramático, existiendo tanta gente que podría ser presidente de una manera más sensata.
Yo estoy desolado y enfadado. Muy, muy enfadado. Y ya no con Trump, si no con esa legión de votantes, que como la mayoría de la Humanidad, no son mis semejantes.