My sweet rose. John William Waterhouse
¿Que sería de nosotros sin los pocos placeres que nos pueden alegrar, si nó el día, un rato? Unos minutos. Poder disfrutar de una buena música, de una bonita película, un precioso cuadro o de la contemplación y el aroma de una siempre para mí, sorprendente rosa.
Yo, muchos días, consigo reirme a carcajadas gracias a mis galgas. Lolita y Tallulah, me hacen reir mucho. Y ellas deben ser conscientes de ello. Muchas veces, cuando me hacen reir, me observan y hacen algo que me hace reir más. Los animales son muy conscientes de cuando estás triste o contento.
"¿Ya estás con la cámara?"
"Me aburres"
"Paso de mirarte"
"¡Que no te pienso mirar!"
En una ocasión, yo me encontraba triste e inmóvil, sentado en mi cama. Lolita llegó, me observó, se sentó enfrente de mí y se puso a lloriquear. Como yo no le prestaba demasiada atención, absorto en mi drama, se fué de la habitación. A los pocos segundos apareció con una caja de cartón en la boca. Una caja del tamaño de un microondas grande. Yo al verla entrar con la caja golpeando todo a su paso, solté una carcajada. Ella soltó la caja. Saltó a mi cama y se puso agitadísima a darme lametones por toda la cara. Cuanto más lo hacía, yo más me reía. Se olvidó de la caja y se tumbó a mi lado clarísimamente felíz de haberme hecho reir. En un instante, cambió mi drama en alegría. Tal vez por eso, no puedo vivir sin perros.
Yo siempre digo que debemos intentar, de vez en cuando, detenernos y oler las rosas. Muchos lo hacen.
John William Waterhouse
Tallulah adora detenerse para oler las rosas.
"¡Es un deleite su fragancia!"
Algunas veces, hasta Lolita se detiene a oler las rosas.
"¿Qué hueles, Talloo?"
"Hmmmm... ¡Pués sí que huelen bien!"
"Rosas rosas. ¡Que redundancia!"
"¡Rosas a mogollón! No sé por cual empezar.
Con una bastará"
"¡Pués también huelen bien las flores del acanto!"
"Y estas florecillas blancas"
"Y las flores del lauro"
"Incluso estas que parecen escobillas para lavar biberones"
Haz como Tallulah. De vez en cuando, detente y disfruta oliendo las rosas. Claro que también adora oler culos! Humanos y perrunos! Pero de esa pasión, no tengo fotos.
¿Qué nos queda en la vida si no es por los pequeños placeres?