Yo no he sabido nunca, a lo largo de mi vida, lo que era odiar, pero desde hace unos años, irremediablemente, siento odio por muchas personas. No es que me sienta misántropo, que inevitablemente lo soy, y cada vez más, es que creo que la mala gente abunda demasiado y nos jode la vida, mire usted. Mi odio nació con cierto individuo. Fue la primera vez que me sorprendí a mí mismo, conociendo lo que es el odio. Pero es que hay personas a las que es muy fácil odiar.
Cuando hablo de mi creciente misantropía con otras personas, me miran raro. Por supuesto, hay personas que me gustan y los que me gustan, incluso me gustan muchísimo y también quiero muchísimo. Quiero a ciertas personas que están a mi alrededor, y a otras con las que no tengo practicamente contacto directo con ellas, más que a través del ordenador o los WhatsApps. Ellas saben quienes son. Su compañía y cariño, aun en la distancia, me hace saber que existen personas dignas de amar. Luego, por supuesto, está Liza Minnelli. También Marilyn, Audrey o Judy, aunque algunas haga décadas que no estén con nosotros. Eso es amor.
E incluso Frankenstein, aunque sea mera ficción. Eso también es amor.
Luego, además de los que me gustan, está la gente que inevitablemente y sin avergonzarme de ello, estoy odiando cada día más. Odio a los integrantes del gobierno del Partido Popular. Y me parece que no odiarles, sería una traición a mí mismo y a todo lo que pienso. Tal como están las cosas y con todo lo que están haciendo por joder a los más necesitados, no odiarles es insensato.
Mariano Rajoy se niega a eliminar las concertinas de cuchillas instaladas en la valla de Melilla. Algo que a mí me resulta inhumano. Inhumano y cruel, como todas las medidas que ellos toman.
Y resulta paradójico, que a ese siniestro alambre de cuchillas le llamen con el mismo nombre que a un bonito instrumento musical.
Odio a los toreros por pretender llamar arte a su manera de lucrarse, torturando y asesinando toros y pretender intentar hacernos creer que esa dedicación de matarifes es arte. Y al gobierno del Partido Popular por decidir que esa primitiva y cruel tradición, impropia de un país civilizado y europeo del siglo XXI, es un bien de interés cultural. Y por subvencionar esa salvajada cuando cada año más españoles están en contra de ella. Los odio.
Odio a los machistas que zurran a sus esposas e incluso acaban con sus vidas, así, "por que eres mía y puedo acabar contigo si me sale de los cojones". Y odio al gobierno del Partido Popular por recortar dinero a los centros de las mujeres maltratadas y así, propiciar su situación desvalida. Los odio.
Odio a los cazadores y cada día más. Por que sufren una psicopatología cruel que ellos insisten en llamar amor por la Naturaleza. No comprendo como puedes acabar por diversión, con aquello a lo que dices amar. El verdadero amor por la Naturaleza consiste disfrutar hasta extasiarse de quienes la pueblan, en su plenitud de vida.
Y odio al gobierno del Partido Popular por subvencionar la caza, mientras recortan presupuestos a importantes causas sociales de los más desvalidos. Los odio.
Por supuesto, odio a los galgueros cazadores, que abusan, hacen pasar frío y hambre, maltratan, abandonan, ahorcan, arrojan a pozos, inyectan lejía... a tantos, tantísimos inocentes, bellos y nobles galgos cada año. 50.000 cada año. Y odio al Partido Popular por no hacer absolutamente nada por evitarlo, castigarlo o penalizarlo.
Y quien dice galgos, dice miles y miles de podencos, bretones, pointers, etc. Los odio.
Los odio profundamente por maltratar y no apreciar, salvo como meras herramientas, a tantos valiosísimos seres. Los odio.
Hay muchos necesitados de ser salvados
urgentemente AQUÍ.
Corren terrible riesgo de sacrificio inminente.
Podría seguir así, muchos párrafos más, pero como muestra de mi racional y justificado odio (lo digo sin ningún rubor), no me alargaré más. ¡Hasta otra ocasión!
Creo sinceramente que la mala gente nos jode la vida, siento insistir. Todos viviríamos más felices si desaparecieran del mapa. Bastante tenemos ya con lo inevitable. Aunque puede que esto, también sea inevitable. Lo cual es dramático.
El odio es necesario para que nos veamos impulsados a intentar cambiar situaciones nefastas. Yo es una palabra que he usado desde pequeño. Tiene demasiado tabú. Odio sentimos todos, lo que pasa que nos han enseñado a enfocarlo hacia donde no se debe.
ResponderEliminarYo he sentido rechazo o mucho desagrado por deteminadas personas muchas veces, pero odio, hasta hace pocos años, no. Creo que no es malo odiar. Si odias apasionadamente, significa que también puedes ser capaz de amar. Las pasiones son así.
EliminarGracias, Josu.
Yo odio todo eso y alguna cosa mas. Un abrazo hermano.
ResponderEliminarEs verdad, yo también odio más cosas, pero podría haber hecho que este post fuera interminable :)
ResponderEliminarMuchas gracias.
Abrazos.