Esta carta es una de las cosas más conmovedoras que he leído nunca. Es una carta de amor, rebosante de hermoso y abrumador amor, de Fionna Apple hacia su perra Janet. Quien no se conmueva con esto, no conoce esa experiencia única en la vida que es el amor mutuo entre un perro y una persona. No me refiero a la relación de amo-perro. Esa puede existir sin amor en ambas direcciones, aunque en una de ellas, siempre se da, está en su naturaleza. Ellos son así, adoran al humano incondicionalmente aún sin ser correspondidos o incluso maltratados. Así son de nobles. Así son de buenos. No se puede decir lo mismo de las personas.
El caso es que he descubierto esta carta en el blog de mi amiga Miryan y quiero compartirla yo también, con todos los que sé que sabréis entenderla bien y apreciarla.
La ganadora de varios premios Grammy, Fiona Apple ha decidido suspender su gira por Sudamerica y ha escrito una carta de su puño y letra para explicar el porque a sus numerosos seguidores que posteriormente subió a su página web.
Fiona Apple , vegetariana y defensora de los animales vuelve a demostrar que es una gran voz en una aún mas gran persona.
Son las 6 de la tarde del viernes y estoy escribiendo a unos miles de amigos a los que aún no conozco. Escribo para decirles que tenemos que cambiar nuestros planes y encontrarnos un poco más tarde.
Lo que pasa es esto. Tengo una perra, Janet, y lleva casi dos años enferma con un tumor que dormitaba en su pecho y que ha ido creciendo poco a poco. Tiene casi 14 años, la adopté cuando tenía cuatro meses. Yo tenía 21 años entonces, adulta oficialmente, y ella fue mi hija. Es una pitbull, la encontraron en Echo Park, con una soga en torno a su cuello y mordiscos en sus orejas y en su cara.
Era la que utilizaban los que organizan peleas de perros para dar más confianza a los que iban a pelear.
Tiene casi 14 años y nunca la he visto empezar una pelea, o morder, ni siquiera gruñir así que entiendo porqué la eligieron para esa horrible tarea. Es una pacifista.
Janet es la relación más constante de mi vida adulta, eso es un hecho.
Hemos vivido en numerosas casas y dejado atrás unas cuantas familias provisionales pero siempre las dos juntas. Y eso es sólo el principio. Dormía en la cama conmigo, su cabeza sobre la almohada, y aceptaba mi cara histérica y llorosa en su pecho, con sus patas abrazándome, cada vez que tenía el corazón roto, o el alma rota, o cada vez que estaba perdida, y según fueron pasando los años dejó que yo adoptara el papel de su hija, mientras me dormía, con su mentón apoyado en mi cabeza. Estaba bajo el piano cuando yo componía mis canciones, ladraba cuando intentaba grabar algo y estuvo en el estudio conmigo durante toda la grabación del último álbum.
Cuando volví de la última gira, estaba tan vivaz como siempre, está acostumbrada a que yo me vaya un par de semanas cada seis o siete años. Tiene la enfermedad de Addison, lo que hace que sea peligroso para ella viajar porque necesita inyecciones de Cortisol con regularidad, porque reacciona al estrés y la excitación sin los mecanismos fisiológicos que tenemos el resto de nosotros y que evitan que, literalmente, muramos de pánico.
Pese a todo ello, es incesantemente feliz y juguetona y sólo dejó de comportarse como una cachorrita hace unos tres años. Es mi mejor amiga y mi madre y mi hija, mi benefactora, es la que me ha enseñado lo que es el amor.
No puedo ir a Sudamérica. Ahora no.
Cuando volví a casa tras la última etapa de mi gira en EEUU noté una gran, gran diferencia.
Ya ni siquiera quiere salir a pasear.
Sé que no está triste por envejecer o estar cercana a la muerte. Los animales tienen instinto de supervivencia pero lo que no tienen es un sentimiento de mortalidad y de vanidad. Es por eso por lo que viven más el presente que los humanos. Pero sé que que se está acercando al momento en el que dejará de ser un perro para, en vez de eso, convertirse en parte de todo. Estará en el viento, en la tierra, en la nieve y en mí, allá donde yo vaya.
No puedo dejarla ahora, por favor entendedlo.
Si me voy ahora, temo que morirá y que no tendré el honor de cantar para ella mientras se duerme, de acompañarla mientras se va. A veces puedo tardar 20 minutos en elegir qué calcetines ponerme para irme a la cama.
Pero esta decisión es instantánea.
Estas son las elecciones que tomamos, las que nos definen.
No seré la mujer que antepone su carrera antes que el amor y la amistad.
Soy la mujer que se queda en casa y cocina Tilpaia para mi más querida y más vieja amiga.
Y la ayuda a sentirse cómoda, y arropada, y segura e importante.
Muchos de nosotros en estos tiempos tememos la muerte de un ser querido. Es la fea verdad de la Vida, que nos hace sentir aterrorizados y solos. Desearía que también pudiéramos apreciar el momento que se extiende hasta el fin de los tiempos.
Sé que sentiré un abrumador conocimiento de ella, de su vida y de mi amor hacia ella en los últimos momentos.
Tengo que hacer lo imposible para estar ahí entonces.
Porque será la más bella, la más intensa, la más enriquecedora experiencia que nunca haya conocido en mi vida.
Cuando ella muera. Así que me quedo en casa y estoy escuchándola roncar y respirar con dificultad y me deleito con el aliento más apestoso, más horrible, que nunca haya salido de la boca de un ángel.
Os pido vuestra bendición.
Nos vemos.
Con amor, Fionna
Gracias alberto, por compartirlo, es absolutamente maravilloso. me he quedado sin palabras y con un nudo en la garganta. me reconforta y me hace tener esperanza en el ser humano. GRACIAS
ResponderEliminarMe alegra que te guste. Es muy conmovedor. Yo tengo esperanza, solo en algunos humanos.
EliminarGracias a ti.
Besos.
qué llorerón
ResponderEliminarahora mismo una chica de mi curro va a faltar una semana porque su perra tiene cancer, por supuesto los jefes no lo entienden, pero lo van a respetar
Es MUY emotivo. Y es una preciosa muestra del amor que siente ella por Janet.
EliminarSiento lo de tu compañera de curro. La gente tiende a no entender nada sobre este tema.
Gracias y besos.