Ya se que cuando se hacen películas, la mayoría de las veces se pasan el rigor histórico por "ahí" mismo, justo por entre los muslos del coloso de Rodas. Y lo mismo ocurre con la fidelidad, cuando el origen del guión es una novela. Historia real o ficción, da igual, las adaptaciones cinematográficas, pueden llegar a ser irritantes. Cualquiera que lea "El muchacho persa" de Mary Renault y luego vea la película de Oliver Stone sobre Alejandro, puede sentirse decepcionado.
Con "300", me da igual. Me impresiona tanto la imagen visual de esta película, su realización, fotografía, etc. que podría ser hablada en japonés sin subtítulos, incluso muda o proyectada hacia atrás, que me daría igual. Me seguiría quedando fascinado con la boca abierta.
¿Que importa que Xerxes (Jerjes, en español), comparado con el que podría haber sido en la realidad, cause risas a muchos?
Estas son representaciones menos recientes del personaje.
Ni siquiera yo, con mi excesiva pasión a lo recargado,
me habría atrevido a tanto.
Esto haría ponerse en pie y aplaudir, al mismo Cecil B de Mille
Empaque y sentido del espectáculo, no se puede negar que lo tiene. Y si Xerxes hubiera poseído el físico de Rodrigo Santoro (aunque dicen que poseía mayor estatura que el 1'88 de Santoro,) y un estilista muy creativo y con un delirante gusto por lo excesivo... puede que le hubiera vestido con unas bragas tachonadas de oro y cientos de cadenas, también de oro. ¿Por que no?
No me negaran ustedes que solo estos dos planos no son impactantes...
Y si halamos del Xerxes de la ópera de Häendel, donde el personaje era interpretado por un castrato y ahora por una soprano... ¡pues ya me dirán!
Xerxes
Tampoco resulta el colmo dela virilidad, precisamente, este Xerxes.
El caso es que yo estoy deseando ver esta película, la segunda parte de 300, que solo el trailer, ya me hace flipar tanto, que debe de ser pecado. Por que todo lo que es muy bueno, es bonito a la vista, te hace feliz, produce mucho placer o engorda, es pecado. ¿No?