"EN ALGUN LUGAR, BAJO LA LLUVIA, SIEMPRE HABRA UN PERRO ABANDONADO QUE ME IMPEDIRA SER FELIZ" Jean Anouilh

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lunes, 3 de abril de 2017

Arte, un gato de Picasso y unos tacones

The Connoisseur, por Norman Rockwell



Yo ya no me dejo impresionar por nada. Bueno, por lo que realmente me merece la pena, sí. A pesar de ser muy inseguro, en muchos aspectos, e incluso indeciso y multitud de cosas más, hay asuntos que tengo muy claros y uno es el de mis gustos. No se trata de opiniones (ese podría ser otro tema), si no de gustos. Me vuelve loco el arte, pero como todo en mi vida, solo aquél que me gusta mucho. Desprecio sin miramientos todo aquello que se denomina arte, si a mí no me interesa y casi siempre tiene que ver con el arte moderno o contemporáneo. Soy de los que prefieren visitar El Prado al Reina Sofía o el Thyssen. Y por supuesto, me indigno mucho en Arco. Aunque hay autores actuales que me gustan mucho, debo de pertenecer a otra época y considero muy moderno a Picasso, por supuesto. Y siento escandalizar, pero no me interesa nada la obra de ese ilustre artista. Pondré un ejemplo para mí muy gráfico; este gato atrapando un pájaro, pintado por él.




Los gatos son unas de las criaturas más bonitas que existen y ese gato de Picasso, es feo de cojones. Su cara, esas patas que parecen troncos apuntalando una fachada, esas uñas, ese pobre pájaro... El cuadro entero, es feo de cojones, perdónenme. La línea, el estilo, el color... todo muy feo. Parece un gato pintado por un ser muy primitivo y con poco talento artístico. O así me lo parece a mí. Ningún esfuerzo en lograr algo bonito. Parece pintado en veinte minutos y por alguien que no sabe dibujar. Ya sé que en el arte moderno no es necesario crear algo bonito y no hace puta falta saber dibujar, aunque Leonardo se revuelva en su tumba, al enterarse de ello. Con lo preciosos que son los dibujos y bocetos de cualquier pintor clásico.


Boceto de Herbert James Draper,
uno de mis pintores favoritos, 
para su obra "El pez volador".


Y dos bocetos también de Draper, para "El lamento por Ícaro"


Esto me deja tan boquiabierto,
como me irrita ese gato de más arriba.
Hasta tengo una reproducción en mi casa




¿Cual es el fin del arte? ¿Qué se debe considerar arte? ¿Que obra artística debe ser más valorada, apreciada o considerada que otra? Todo es relativo y depende del gusto y la opinión personal de cada uno. Y de la misma manera que todos tenemos un agujero en el culo, todos tenemos una opinión. Yo no soporto las cosas feas y ese cuadro del gato, lo es y mucho. Es una de las cosas más feas que he visto en mi vida. Y no quiero mirar a ese animal más de diez segundos, que ya es más tiempo del que necesito, para darme cuenta de lo mucho que me horroriza. Si tengo que disfrutar con una pintura con gatos, denme una de Horatio Henry Couldery, por ejemplo.




Estos gatos retratados, hacen justicia a la belleza felina. Da gusto verles. Son preciosos y apetece acariciarles, pues hasta su pelo incita a ello. Esta pintura sí me gusta mirarla. Ya sé que muchos me dirán que Picasso es Picasso y mucho más importante que ese tal Couldery, pero no para mí, perdónenme, como tampoco es en absoluto importante para mí, la filmografía de Lars Von Trier y ahí está, tan valorado por muchos. Yo ya no estoy para tonterías ni para adorar a gente que creo que no lo merece, mire usted. En ese retrato de tres gatos observando los peces, se ha captado perfectamente su belleza y en el Picasso, no. ¿Qué este retrato de res gatos no aporta nada nuevo y el de Picasso sí? Me importa una mierda que se aporten cosas nuevas al arte, si están lejos de representar algo relacionado con la belleza. Ustedes no sé, pero yo al arte, lo primero que le pido es belleza. Y sé que el arte debe evolucionar, innovar, cuestionar, denunciar y muchas cosas más, pero yo tampoco lo necesito. Monet pintaba como lo hacía, por su negativa a ponerse gafas. Le parecía un disparate ponérselas, pues según sus propias palabras, si lo hacía: "¡Estaría loco! ¡Pintaría como Bouguereau!". 


La Pietá de Bouguereau


Supongo que el ser corto de vista, en cuanto a creación artística, te debe de dar categoría, además de talento, según Monet y los críticos. Prefiero un Bouguereau a un Monet, lo digo sin pudor alguno. Y me molesta el desprecio de Monet hacia él, todo por que Bouguereau fuera clásico, figurativo, se esmerara con las pinceladas y Monet no.


Y que conste, que este Monet me gusta, a pesar de todo


Yo no puedo dibujar, como lo hacía hace años, pues mi vista a mutado dramáticamente. Antes, sin gafas veía de maravilla, cualquier cosa que estuviera cerca de mi nariz. Mis dibujos los realizaba sin ningún problema de visión. Ahora es imposible. He de ponerme gafas de seis dioptrías, si quiero trazar una línea correctamente. 




Quizás debería, ahora que mi vista es traicionera, iniciar una carrera artística, pintando. Puede que el no ver correctamente, te convierta en alguien digno de tener en cuenta, como a Monet. Y no soporto que se desprecie a artistas como Bouguereau, por supuestamente, no aportar mucho a la historia del arte, aunque para mí sea capaz de lograr tanta belleza.


Dante y Virgilio en el infierno.
De Bouguereau, por supuesto. 
Nótese que está pìntado por alguien con buena vista.



Bouguereau posee un estilo tan personal como inconfundible. Y tanto talento, como para merecer mi gran interés en su obra. Seguro que Basquiat o Pollock aportaron algo importante a la historia del arte, pero como ese jodido y feo gato, no para mí.

Creo que, al margen de otras cuestiones, insisto, el arte debe de manifestar belleza, dejar pasmado y emocionar, de la manera que sea. Al menos es lo que me provoca a mí, un cuadro o escultura que me gusta mucho nada más descubrirlo. Miren ustedes esta pintura que yo ni siquiera conocía, hasta hace dos días.


Edipo y la esfinge, de François-Émile Ehrmann

Me entusiasma. Me gusta mucho todo lo que aparece ahí, desde el paisaje de fondo a esa zarpa amenazadora o las plumas turquesa de las alas de la esfinge. Y lo maravillosamente que está dibujado. Me gusta mucho más, esta sola imagen, que la obra completa del señor Picasso, aunque por supuesto, este pintor esté lejos de ser valorado y apreciado como Picasso.

Si buscamos un tema al azar como puede ser la muerte de Hipólito, las muestras que encontramos en pintura, son dignas de verse y admirarse. Tres ejemplos.


Rubens

Octave Tassaert

Alma Tadema


Desbordan belleza, drama, creatividad y talento. Impresionan. Un siniestro gato de Picasso, no. Como hay drama, creatividad y belleza, en el dormitorio de Malmaison, de la emperatriz Josefina.


Comparenlo con un dormitorio comprado en IKEA.
Ese es el mismo efecto que me causa el arte moderno,
cuando lo comparo con lo que realmente me gusta,
en arte de otros siglos 


Alguien me dijo, hace años, ante mis críticas al arte moderno, que yo debería evolucionar. Le contesté que precisamente por haber evolucionado, pienso lo que pienso y no trago con ruedas de molino. 

Es como en la moda, que parece que mis gustos no se corresponden a los de la mayoría. Unos admiran a Calvin Klein o Jill Sanders, que a mí me producen hipotermia, pero alguien como Lacroix, que yo he adorado desde sus comienzos, parece proscrito y desaparecido del mapa.






Y hablando de moda, veo un desfile de Dsquared² en YouTube y me llama la atención que en sus comentarios, muchos opinen que no les han gustado nada las botas de los modelos. Yo creo que no se trata de las botas, si no de que esas botas las lleven chicos (Cuando hay muchas fotos de algo, no sé elegir solo dos, perdónenme). 











Yo, a pesar de ser muy mayor, lo veo de lo más natural y no me choca nada. Quizás sea por ello, por ser mayor, por lo que no me sorprendan ciertas cosas. He crecido en los 70 y los más modernos llevaban calzado semejante y he visto a Bowie y demás gente importante, con altos tacones. 





Hasta científicos de renombre, como Frank-N-Furter, llevaban tacones y plataformas, por lo que me parece más natural, que el atuendo de Mariano Rajoy, mire usted. 





E incluso me parece que dan una imagen más viril que muchos con traje, corbata y zapato plano (Rajoy incluído). Y como a las chicas, realzan las piernas muchísimo.

James Whiteside, del  American Ballet Theatre,
demostrando que es verdad


Y pensando en la arquitectura actual, opino que se crean edificios en la actualidad, dignos de admirar, pero abundan también tantos horrores, que uno no puede evitar mira de nuevo hacia el pasado, si quiere quedarse boquiabierto.


El edificio Chrysler, por supuesto


Me gusta lo que me gusta en arte, música, cine, literatura o moda y para bien o para mal, ello hace que yo sea como soy. Mis gustos me definen, con todos los defectos y todas las virtudes. Y no soy arrogante, aunque pudiera parecerlo, simplemente estoy muy harto de que se cuestionen mis gustos u opiniones y ya no me dejo impresionar, por nada que no me merezca la pena. Picasso incluído. 




Solo me descubro ante cosas realmente bonitas, que al final, es lo que importa. No creo en el amor y difícilmente en la amistad, por lo que casi solo me queda admirar la belleza.
















Y por si a alguien le interesa, les dejo el vídeo del desfile de Dsquared2, para comprobar como algunos modelos caminan con gran soltura, a pesar de los altísimos tacones.


miércoles, 11 de noviembre de 2015

El galgo Pacheco

Julio Romero de Torres, a la derecha, con el poeta Camín y el galgo Pacheco


Como amante de los perros y de los galgos en especial, la historia de la relación de Romero de Torres y su galgo Pacheco, me emocionó y me encantó, por obvias razones. Fue mi amiga Sylvia y recientemente mi otra amiga Elvira, quienes me pusieron en conocimiento de este precioso compañero del célebre pintor.






Julio Romero de Torres pinta entre 1904 y 1905 los murales de la Iglesia Parroquial de Porcuna. Comienza una amistad con diversos personajes de la ciudad que durará toda la vida.

A través del coto El Lebrel, comienza una amistad que dará como resultado una continua estancia de Julio con sus amigos de Porcuna.

Literariamente me conmueve el regalo que le hacen a Julio, en una de sus visitas. Le regalan a Pacheco, un galgo negro, que pintará en numerosos cuadros. Lo recibe, dentro de una canasta alargada, una sorpresa: la mancha negra de un cuerpo huesudo y negro muy negro sobre un paño de algodón, al fondo de la cesta, temblando; una mirada brillante. Los ojos de Julio y los del animal, unidos, en comunión perfecta al instante. Las manos libres y ligeras sacando al cachorro de la cesta, negro, sin mácula.

Y las almas, las dos, en ese mismo momento, se unen en el cielo de su destino y Julio se lleva prendido de sus brazos a aquel cachorro de galgo y lo pasea por la Carrera de Jesús y la mole endiablada de la torre de Boabdil, «mira perrito qué alta es, un día subimos y te enseño Córdoba desde allí.»

Y enristra la calle Carrera y al pasar por el arco de la plaza con el animal un estremecimiento incendia sus vísceras, y la Parroquia, con su masa mastodóntica de piedra cruda, su campanario alto y hueco mostrando a María Benita, la campana, el chapitel como el bulbo de una cebolla, se le clavan en el corazón cuando pasa, dirección a la casa de Julián para dormir, …pasa cerca muy cerca de los muros de uno de los ábsides laterales, dentro del cual su pintura de la Sagrada Familia espera ser tapada, los ojos de la Virgen, su cuerpo serpenteante elevado en un clímax místico, junto al Niño y lejos de San José, a la izquierda del espectador.

…La mirada resumida de todos los desconsolados siglos venidos y venideros en el fondo de las pupilas de Pacheco, seguro, en el regazo de los brazos de Julio, mientras relame su hocico y abre la menuda dentadura de dientes afilados de leche.

Este galgo velazqueño, de prestancia triste y señora, especie de prolongación de la figura de su amo, el genial pintor cordobés Julio Romero de Torres, había nacido en Porcuna (Jaén) en fecha cercana al año de 1921.

Aun no perteneciendo al todopoderoso género humano, su condición de leal y fiel compañero del artista y su plasticidad inmortalizada en algunos de los más bellos cuadros del pintor, son avales suficientes como para reservarle su sitio dentro de la historia local.

El animal es usado en su pintura para acompañar a los seres, como elemento simbólico. No en vano el perro fue utilizado por Velázquez como contenedor de personalidad, de ideas propias. Son numerosos los cuadros en los que, frente a la mirada ida del monarca de turno, el perro parece representar a la verdadera racionalidad y humanidad. Los perros de Velázquez reclaman un ensayo. También Pacheco, el galgo inmortal de Porcuna, necesita un estudio más detenido como elemento clave en la iconografía de Julio Romero.

En 1924 Julio Romero pintaba en Madrid su cuadro Cante Jondo, composición en la que se abrazan el amor y la muerte.




Cante Jondo



Pacheco, ese perro largo, delgado y negro azabache, ocupa un lugar principal en la parte superior del lienzo, lanzando un lúgubre y supersticioso aullido de misterio, junto a una mujer desnuda, erguida e impasible, que simboliza la fuerza inexorable y ciega de la fatalidad.

También datado en ese mismo año, es el lienzo Diana Cazadora, donde Pacheco comparte protagonismo con la actriz Marichu Begoña (Mimi). Tema rescatado de la mitología clásica, en el que la figura femenina descalza y semidesnuda sujeta al galgo, con un tenebroso fondo teatral en el que aparecen unos lebreros que completan la escenografía. 




Diana Cazadora





Aquel galgo negro, traído desde Porcuna, una vez en Madrid, sería bautizado con el nombre de Pacheco, en memoria de aquel bandido valiente y leal, asesinado en Córdoba durante La Gloriosa, cuyo retrato amarillento, por la huella melancólica de los años, y su trabuco conservaba el pintor en su abigarrado estudio madrileño.

Se dice que Pacheco gustaba de dormir la siesta repanchingado en un diván o junto a un brasero de picón mientras el pintor transformaba su arte en forma de cuadros.

La datación de su probable fecha de nacimiento responde a un elemental criterio fundamentado en la esperanza de vida de esta raza canina, que oscila entre los 12 y 14 años. Habida cuenta de que Pacheco dejo de existir en la primavera del año 1933, es por lo que sitúo su nacimiento en torno al año 1921.


Pacheco, en el suelo junto al pintor. En pie, Valle-Inclán,  
y la actriz María Banquer, (Madrid en 1926).




Pacheco desde entonces estará unido entrañablemente a la vida y al ambiente del pintor. Su presencia no pasará desapercibida para cuantos tuvieron la posibilidad de acercarse hasta su estudio y reparar en su mirada inteligente y triste. Este galgo fino, silencioso y señorial acostumbraba a dormir la siesta, repantigado en un diván o junto a un brasero dorado, mientras el maestro se entregaba a su arte. Pacheco, hierático y majestuoso contemplaba silenciosamente el basto desfile de periodistas, actrices, toreros y modelos de los que el pintor solía rodearse. Pacheco, era en la vida y decoración del estudio uno de los motivos principales. Sus ojos se alzaban reconocidamente a su amo al sentir sobre el lomo la caricia de la mano inconfundible.

También fuera del estudio, Pacheco terminaría haciéndose popular en Madrid como su inseparable compañero: “Los dos iban juntos por entre la noche de Madrid a la caza de silencios maduros, de estrellas finas y de lunas nuevas”.

“Un día entrevistamos a Romero de Torres en su estudio madrileño. Y en ninguno de los movimientos, ni de las palabras, faltó la curva de gracia del fino galgo de seda. A nuestras preguntas, paseaba él la admiración de sus ojos -ternura y gravedad- por nuestros semblantes. Aquellos ojos de Pacheco, fraternos y limpios, como dos avellanas doradas sobre la proa de su hocico, buen azuzador de auroras y adorno de aquella frente de heráldica pensativa. Pacheco era una larga ese mayúscula. Una ese de salves y de “salud, hermano”.Por su figura correcta y preocupación armoniosa, podría llevar dentro de si, sin temor a desdoro, el alma de otro pintor con gran semejanza con el galgo de Romero de Torres. Ese pintor era Van-Dick que, acaso, como Pacheco, llevaba en la jaula del pecho, todo en neblinas, prisionera, una alondra que se ahogaba de sol. Pacheco y Van-Dick hubieran sido también buenos amigos. Porque pacheco tenía un alma profunda como una noche fresca y silenciosa. Odiaba la pandereta y no gustaba de las guitarras si al sonar no lloraban de veras. Sacudía las orejas en señal de protesta si escuchaba un cuplé en los tablaos y oía con religioso silencio todas las coplas flamencas, con una gran comprensión humana que no se ha visto jamás entre las gentes del colmado. Tenia, en esencia, el mismo gusto estilizado y andaluz de su amo”. Alfonso Camín.

"Cuando murió Romero de Torres no hubo manera de alejar a Pacheco de la capilla ardiente... Y Pacheco, allí inmóvil, más hierático que nunca, abrumado por la tristeza, cerca de aquel cuerpo que ya no se inclinaba sobre él con un propósito de caricia. En tres días no quiso comer "Pacheco", ni quiso marcharse de aquella estancia.

Un día estaba en el estudio, con otras personas, el gran recitador JOSE GONZÁLEZ MARÍN. Sabía unos versos dedicados al pintor en la hora de su muerte, --en la que también estuvo como amigo íntimo que fue del pintor--. Alguien propuso que los recitara. La gente hizo corro en torno al actor y éste se dispuso a comenzar.

Cerca, sobre un diván, como casi siempre, estaba "Pacheco", indiferente, deprimido. Al ver que la gente se arracimaba al rededor de JOSÉ GONZÁLEZ MARÍN, el perro abandonó su sitio, se abrió paso antre los oyentes y se colocó en primer término ante el actor. Así estuvo quieto, atento, hasta que recitador acabó la poesía en recuerdo de Romero de Torres. Entonces, el perro volvió al diván y se tendió otra vez en su misma actitud kindiferente y apesadumbrada de antes...

Cuando el hijo del pintor vino a Madrid para levantar el estudio y trasladar muebles y cuadros a Córdoba, trajo consigo a "Pacheco". Eran los últimos días del estudio que había sido marco tantas horas de labor, de alegría y de entusiasmo. Desfilaba mucha gente para ver por última vez la estancia, que era como un relicario de sonrisas flamencas. Y "Pacheco" estaba allí, como tantas otras veces, pero ahora en una actitud y con un espíritu nuevos, dominado por la tristeza de no ver al amigo de toda la vida.






Fueron exactamente tres los años que Pacheco sobrevivió a la muerte de su amo. Cuando fallece Julio, Pacheco y la fiel Mariquilla, que durante muchos años asistió al pintor en Madrid, dos figuras que se habían hecho populares junto al pintor, emigraran a Córdoba, para acogerse al amparo de la familia de Romero de Torres, en la casa de la Plaza el Potro. Allí, entre los aromas perfumados del patio del Museo, iría poco a poco apagándose su vida, hasta que murió de viejo.






El monumento escultórico, proyecto encargado al escultor almeriense Juan Cristóbal, íntimo amigo del pintor fallecido, no se materializaría definitivamente hasta la tardía fecha de 1940 en que fuera inaugurado, enclavado en la parte sur de los Jardines de Agricultura. Lo representa de pie, con su capa y con su galgo PACHECO, por que el galgo ocupa un lugar principal en la escultura junto a su dueño. 








Recordar que en la suscripción popular de entonces numerosos amigos de Porcuna aportaron dinero para la construcción del Monumento. Cuando paso andando o en coche por Córdoba un temblor me llena el alma cuando veo a Pacheco en bronce a los pies de Julio.






En el año 2003, en el marco de la magna exposición en honor del pintor cordobés Julio Romero de Torres, “el galgo Pacheco”, su fiel e inseparable compañero, volvería a ser inmortalizado por un artista plástico en una colosal estructura metálica. Saltó a las páginas de prensa el caprichoso e irracional atentado nocturno que sufrió. Parte de daños: cuartos traseros, rabo, los genitales partidos en varios puntos y alguna pintura levantada.





Textos extraídos de:

Galgo lover

Galgo lover

CD QUE ESCUCHO ESTOS DÍAS:

CD QUE ESCUCHO ESTOS DÍAS:
¡Me encanta! ¡Me encanta ¡ME ENCANTA! Preciosos temas satandards, maravillosamente producidos. Su voz y estilo parecen los de una jovencisíma Etta James. No me extraña que fuera el cantante favorito de Billie Holiday.

ANTES:

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Aunque después de una primera escucha, parece que ninguna de las canciones de este CD es memorable, si son en su totalidad, muy, muy agradables de escuchar. Relajadas, intimas, románticas e incluso tristes. Y muy bien producidas. Para una noche relajada y una copa de vino.

ANTES:

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¡Genial! Otro gran descubrimiento. Mejor cantante que otros famosos crooners y muy bien producido. Es un placer escuchar sus versiones, como "I've Grown Accustomed to Her Face". Me ha encantado.

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Preciosas canciones, como The "Lipstick On His Collar", de sonido oldie, con buenos e incluso buenísímos arreglos. Cuanto más lo escuchas, más te gusta.

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¡Magnifica! Una de las mejores y acompañada por una orquesta fantástica. Los arreglos de cuerdas de "Paradise" deberían haber sonado así, en ese lugar. Pero la versión movida de "What'll I do", me ha horrorizado, siendo una canción tan triste y siempre versionada como balada.

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Mi Robbie Williams favorito, cantando standards como el crooner más experimentado. Y con sentido del humor, como en alguno de sus propios temas. Muy disfrutable. Epecialmente, Puttin' On The Ritz, Minnie The Moocher y otras varias.

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Hacía décadas que lo escuché por primera vez. Sigue siendo, casi en su totalidad, fantástico y memorable. Y esta edición facsimil es una joya, calcada del vinilo original. Como deberían editarse todos los CD's.

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No me vuelve loco la música demasiado electrónica, pero me ha gustado mucho como suenan algunas canciones de este disco.

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Este es un CD, que no se por que razón, siempre he ignorado y me ha gustado mucho, especialmente cuatro o cinco canciones.

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Una de las mejores voces de los 80, en un disco con temas sensibles y muy agradables de escuchar.

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Me vuelve loco "Get Lost" y por eso lo compré. Hay momentos en que Beth Ditto parece La Ciccone, pero con mejor oído :) como en "Get a Job". En general, me ha gustado mucho.

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No es solo música maravillosa de otra época, incluso parece música maravillosa de otro mundo más avanzado que el nuestro, lo cual da que pensar.

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¡Nostalgia de los 80! "Americanos" es una de mis canciones favoritas de esos años :)

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Una versión masculina y para jóvenes de los 50, de Julie London. Es fácil imaginar el efecto que sus canciones y su voz, causaría en los que le escuchaban. Más sensual que muchas obviedades de hoy en día.

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Hacía mil años que no escuchaba a la Pasadena Roof Orchestra y me entusiasma tanto como entonces.

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¡Genial! ¡GENIAL! ¡¡¡GENIAL!!! Genial cantante. Otro feliz descubrimiento.

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Un gran descubrimiento. Cuanto más lo escuchas, más te gusta.

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Temas tan conocidos y escuchados que ahora suenan de forma diferente, pero genial.

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Maravillosas versiones al mejor estilo clásico, como deben sonar. Y buenísimos arreglos.

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Un genial descubrimiento. Lo mejor de los 70 y 80, en un gran CD y fantástico cantante.

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Aún mejor que el anterior. Muy disfrutable. Mejor que la inmensa mayoría del pop actual.

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Fantásticas versiones. Además de actor y bailarin, Chakiris es un fantástico cantante. Un placer escucharle.

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Perfectamente producido e interpretado. Cuanto más lo escucho, más me gusta. Y algo poco común, es que el CD extra, está a la altura también.

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¡Fantástica! Algunas canciones parecen parte de la banda sonora de una película de John Waters. Otras de un espectáculo de burlesque.

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Siempre me ha gustado más que Sinatra. Muchos me han gustado más que Sinatra.

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Tremendamente sensual y un placer de escuchar, aunque las versiones que hace de canciones de Marilyn, no consiguen mejorarla, lo cual no es raro.

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Sí, Norman Bates canta. Y te gustará, como a mí, si te gusta Chet Baker

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Bastante oscuro e incluso depresivo (lo cual, en música, no es negativo), pero merece mucho la pena, en especial, entre otras, "Glory Box".

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Una joya. Especialmente Audrey cantando Moonriver.

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Lo más plácido y agradable desde Julie London. ¡No te cansas!

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19 temas clásicos, orquesta de Gordon Jenkins y Nilsson. Un relajante placer.

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Me gustan mucho en los momentos álgidos, cuando estallan la orquesta y sus voces. Pero no entiendo que cambien el idioma de canciones tan famosas.

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Bebe Neuwirth y Nathan Lane juntos, un gran placer. Y está lleno de grandes canciones.

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Muy triste de escuchar, por obvias razones.

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¡Impresionante voz!

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¡Fantástica! me encantan unas cuantas versiones que parecen estar hechas para un espectáculo de burlesque.

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Repleto de joyas. Mr. Bennett acompañado de Winehouse, Gaga,Lang, Bubblé...

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Su primera grabación en vivo. Imprescindible y genial.

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SPECTACULAR! SPECTACULAR! Especialmente los temas producidos por BLAM, Abrahams, Armstrong y DeVries.

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Muy, muy agradable y eso es dcir poco.

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Muy disfrutable. En especial "Où est ma tête?". Una canción que empieza diciendo: "He perdido la cabeza en la Rue Saint Honoré" te tiene que gustar a la fuerza .

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Preciosas versiones y una virtuosa al piano.

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Muy disfrutable. Especialmente, "Lonley Avenue" que es una joya.

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¡Genial!

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Sus últimas grabaciones de estudio. Algunas, joyas.

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Desde hace años, mi disco favorito. No me canso de escucharlo. ¿Hace falta decir más?

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Un placer con mucho encanto.

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¡Unica!

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Se te van solos los pies. ¡Muy disfrutable!

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¡Tanto Lady GAGA! ¡Tanto Lady GAGA!

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¡Es Judy! ¿Hace falta decir más?

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Un placer exquisito.

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¡Genial y sorprendente!

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Otra genial cantante británica.

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¡Genial!

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Un festín para los oidos.

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Preciosa voz.

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Antes:
17 temas cantados y producidos de p***a madre!

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Gloria Bendita!

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Lleno de pequeñas joyas.

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Bessie Smith siempre es un placer para mí.

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Mi época favorita de Aretha!

Antes:

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