Pasarse tres cuartos de hora en la sala de espera de un hospital, rodeado de unas sesenta personas, puede hacerte pensar en cosas muy raras. También puede influir el hecho de no haber dormido nada en absoluto, la noche anterior.
Yo soy muy observador. Me fijo mucho en la gente. Miro y miro, pero siempre con discreción. No soporto a la gente que te observa fija y descaradamente. Es de muy mala educación. Yo miro a las personas que me rodean, en la calle, el metro, en la cola del hyper o en la sala de espera de un hospital. Y no me pierdo detalle de sus físicos, de su ropa, su pelo, peinado o tinte. Me puedo fascinar con unos zapatos bonitos y horrorizar con unos feos. El caso es que me percaté de algo que me dejó perplejo.
He de decir que me avergüenza tener este pensamiento, pero me di cuenta de que el 98% de esas personas de la sala de espera, eran rematadamente feas. El comprobarlo me dejó atónito y me hizo pensar, primero, que la situación era una especie de Expediente X. Y después, algo que debería ser un hecho científico a considerar: ¡La gente guapa, goza, además de su belleza, de una portentosa salud! Soy consciente de como puede sonar esto, pero ya he dicho que no había dormido y eso puede ser la causa de esa extraña certeza. ¡No es mi culpa! ¡Si no me hubiera dejado en casa el móvil, habría hecho fotos para demostrarlo! Pero la avanzada tecnología es inútil cuando más necesitas evidencias.
Y no solo eso, comprobé escrutando a cada uno de los bien llamados pacientes, que la gente fea se viste terriblemente mal. ¡Y se peina peor! ¡Que tintes! ¡Que cortes de pelo! (Me doy cuenta de lo frívolo que puede parecer lo que digo) Se que la culpa no puede ser del todo suya. La ropa fea es diseñada por gente que diseña sin ningún talento y las personas que carecen de gusto o estilo, pagan el mal diseño de esos desaprensivos, auténticos terroristas de la estética. Lo mismo ocurre con los peluqueros cutres, que hacen que la gente discurra por la vida con pelo cutre, perdónenme. ¡Parece como si ya nadie supiera peinarse!
¡Que tiempos...
cuando las señoras se peinaban!
Un señor de 70 años, con calvas repartidas por su cráneo NO PUEDE teñirse el pelo negro ala cuervo y pretender que es su tono natural. Y ese tono ciervo o pardo dorado, que tanto les gusta ponerse a las señoras pensionistas (y que no existe de forma natural), con su cogote rapadito y hueco y triste en la parte superior... no lo comprendo. ¡Y esa zona posterior del cráneo, de no habérsela peinado después de levantarse de la cama...! Parece que al mirarse en el espejo, olvidan que tienen parte trasera que peinar. ¡Ya se que no se ven los cogotes, pero saben que existen!
Una señora o señor mayor, con el pelo oscuro de bote, no están guapos nunca. Mi madre, cuando comenzó a llenarse de canas, empezó a teñirse de castaño, hasta que la convencimos para que optara por un rubio clarisimo, cercano al platino, mucho más natural con su edad. Le dulcificó la cara. Una persona mayor, con el rostro ajado por la edad, si se pone un pelo oscuro, consigue endurecer mucho más sus facciones y acentuar aún más los años.
Cuando tienes 82 años, como Carmen Dell'Orefice,
estás marvillosa con el pelo blanco
Tengo un tío, ex guardia civil y franquista, que se peinaba con cortinilla (y lo seguirá haciendo) y además, se teñía de negro azabache. Su visión, me dejaba perplejo, siempre. Las calvas, con pelo oscuro, se ven más, mire usted. Si no están por la labor, los peluqueros deberían insistirles. ¡Incluso utilizar la hipnosis! Los buenos peluqueros.
Ahora, unos buenos ejemplos de lo que yo considero mujeres peinadas como Dios manda. O como la exquisitez manda, más bien.
Louis Brooks y su sencillo y sublime corte de pelo
Elsa Lanchester como "La novia de Frankenstein"
Está claro que el doctor Frankenstein,
además de habilidad para resucitar
a los muertos, como peluquero y estilista
no tenía precio
Josephine Baker y su maravilloso abuso
de la brillantina
Norma Shearer, fascinante
Marlene, peinada por Sidney Guilaroff en "Kismet"
Los postizos iban tan tirantes, que le sangró la cabeza,
pero ella ni rechistó.
"Para estar arrebatadora, hay que sufrir"
La reina Desira del "Flash Gordon" de Alex Raymond
Dediqué más tiempo a admirar esta viñeta,
siendo un adolescente, que a los libros de matemáticas
Por supuesto, Lana Turner.
Nunca, nadie, ha llevado un pelo más impecable
en toda la Historia del cine
Elizabeth Taylor como Maggy,
en "La gata sobre el tejado de zinc",
también peinada por Guilaroff
Jane Russell, de caerse de culo
Marilyn, irreprochable
Frida Kahlo, perfecta
Audrey, inmejorable, en "Sabrina"
Yvonne De Carlo, impresionante como Lily Munster
Madonna, fascinadora en su "Girlie Show"
Nicole Kidman, imponente en "Retrato de una dama"
Dita Von Teese, como nadie se peina en la actualidad
Alaska, con el mejor pelo de su vida
Además, me he dado cuenta de que los colores predominantes en todos los atuendos de la gente eran el marrón (de arriba a abajo), el verde oscuro (de arriba a abajo) y el gris (de arriba...). La paleta cromática era deprimente. Diríase que esperaban para asistir a una cacería. ¡No es extraño que enfermen! La gente no sabe combinar tonos y mucho menos, colores. ¡La importancia del color debería enseñarse en las escuelas!
Tres personas verdaderamente horribles,
que tampoco saben quien fue Beau Brummell
Yo no soy un ejemplo de nada. Ni juez ni ejemplo de estilo. Yo tengo mis gustos, mis buenos y malos días. Mis dudas y miedos, también. Pero es que esos pobres pacientes eran tan rematadamente feos y grises, que me han preocupado. Y luego, al ver a médicos y doctoras pululando por el lugar, he confirmado que el aspecto tiene que ver con la salud; con la falta de ella, más exactamente.
No vi a ninguna doctora como esta en ese hospital
Déjenme decir algo. La gente guapa tienen ya algo ganado, aunque evidentemente, si luego les tratas y son tontos del culo o personas desagradables, en seguida su belleza comienza a perder interés. Y al contrario, hay mucha gente poco agraciada físicamente, que resulta más atractiva que muchas Misses o Místers de concursos de belleza, bien por su personalidad, gusto, estilo, encanto, simpatía o bondad. Por supuesto, no conozco a ninguna de las personas que me rodeaban en ese hospital, por lo que es natural que mi primera impresión al observarlas, me resultara intrigante, debido a mis conclusiones, por muy banal que yo pueda resultar. He vuelto a casa muy preocupado, debo decirlo. Y ya se lo que estáis pensando, pero yo no era paciente, solo acompañante de un paciente.
Y no he querido decir que las personas enfermas son feas, que no se me malinterprete. Ni los feos ni los enfermos tienen culpa de serlo, ni son merecedores de desprecio por ello. No soy tan gilipollas. Digo que es sorprendente para mí, el constatar que las personas guapas deben de gozar de muy buena salud. ¡Allí no las había! No se si se me entiende el matiz. La prueba está en que cuando yo era guapo, gozaba de mejor salud que ahora.
Pero la triste y cruda realidad, es que con los años, he perdido mi lozanía y belleza de la juventud. Lo jodido del caso, es que cuando era guapo, yo nunca fui consciente de ello, por mucho que me lo dijeron. Ya puse aquí, una foto mía de la actualidad, no hace mucho, aunque no dije que era yo. Solo me reconocieron quienes me han visto recientemente. Ya no me reconozco cuando me miro en un espejo. Eso es muy duro. Duro, injusto y cruel.
Y por supuesto, muchas personas padeciendo enfermedades, son más hermosas que otras muchas gozando de una salud envidiable.