La hembra de una pareja de golondrinas ha sido golpeada por un coche. Está herida y en muy mal estado, en la calle.
El macho trata de atenderla y animarla. La trae comida.
Vuelve con más comida y se queda conmocionado al descubrir que ella ha muerto. Trata de reanimarla.
Consciente de que ella ha muerto, se desespera y llora con amor y devoción.
Permanece a su lado gritando su dolor desesperadamente, destrozado por su muerte.
Convencido de que no hay nada más que él pueda hacer por ella, se queda junto a su cuerpo lleno de pena y tristeza. Su corazón nunca se curará.
El fotógrafo vendió estas fotos, realizadas en la República de Ucrania, al más famoso periódico francés. La edición donde se publicaron las fotos, se agotó.
Todavía hay gente, como los cazadores y los toreros, que les encanta decir que los animales no tienen sentimientos. Estoy seguro de que tienen más que ellos.